La abuelita de caperucita roja
Moyobamba. Una torpeza dicha en una conferencia ha elevado la temperatura entre la municipalidad de Moyobamba y un sector de la prensa tarapotina y está amenazando con matar la Semana Turística de Moyobamba. Un tema tan trivial como no querer que la señora Glenda Mello Pinedo sea parte de un jurado calificador de un certamen de belleza está llegando a límites insospechados.
Alguien detrás del mostrador “prestó la bala” para matar antes que nazca a las celebraciones de Semana Turística, porque no se entiende de otra manera que ante el anuncio que dicha periodista sería parte de este jurado, como impulsado por un resorte salgan los mismos de siempre a proclamar a los cuatro vientos que Moyobamba es solo de los moyobambinos, por qué “esa” raja de Moyobamba.
Por eso la mañana del martes fue el escenario perfecto para que una autoridad trate de arreglar la metida de pata, sin embargo la bronca ya estaba bien horneada y no había vuelta atrás. Las personas con quienes conversamos antes de redactar esta nota coinciden plenamente que no podemos vivir peleándonos entre pueblos y menos aún ser llevados a ese pleito por intereses políticos partidarios interesados.
Mario Pinedo presidente del Comité de Semana Turística ha sido bien claro al decir que debemos tender puentes de alianzas estratégicas para que ambos nos nutramos del otro y no estar con esta eterna cantaleta de broncas imaginarias.
Antes las miradas estaban fijas en aquel comunicador, pero ahora las mismas se han dirigido contra el mismo alcalde de Moyobamba y la incomodidad por supuesto ha hecho su aparición. El común de la gente se levanta temprano y se va a trabajar, pero hay sujetos que siempre les recuerdan que Moyobamba no es de ellos, sino que es propiedad privada. Preguntamos cómo se pueden sentir miles de ciudadanos que no son moyobambinos de nacimiento cuando dos pelagatos dicen que en esta ciudad ellos deciden por el resto.
Por supuesto que se dan la licencia de insultar, porque: “hoy día le saco su mierda en mi noticiero” argumenta, jugando en pared con quien sabe otros pobres diablos. Se puede manejar una ciudad de esta manera tan torpe, que ejemplo se pude pedir a otros cuando no lo damos. Por supuesto que los miles de moyobambinos no tienen la culpa son espectadores de una caricatura… porque a aquel tipo no se le puede pedir cordura o equilibrio.
De otro lado en el facebook ha salido el periodista Fidencio Alva a casi denunciar que el cierre de su programa se hizo entre gallos y medianoche y, que ello se debió a los intereses de malos empresarios y políticos que se vieron afectados por las denuncias que hizo en aquel noticiero. Dijo Alva Jarama que en un principio el dueño de la radio me empujaba para seguir con las denuncias diciéndome, “de repente ya te compraron por eso ya no quieres tocar ese tema”, pero en menos de lo que canta el gallo fui expectorado del ruedo, sostiene.
Acotando también que primero fue que el rating era pobre, después vino la excusa de que no entraba publicidad, pero lo cierto fue que habían dado a conocer denuncias que habían levantado polvo y amenazaban derribar a autoridades elegidas democráticamente.
Hay Mardonio…
Dilapidar tu caudal electoral de la manera como lo estás haciendo es digno de Ripley, porque no entendemos cómo es posible que te metas en asuntos minúsculos con un apasionamiento tan chato.
Ves enemigos por todos lados, desconfías hasta de tus gerentes, alzas la voz ahora donde te da la gana, tratando de demostrar autoridad. Le encaras a los ciudadanos, no les respetas, por haber votado por ti y, que eres alcalde porque tú y solo tú quisiste y volverías hacerlo otra vez cuando te dé la regalada gana.
Mardonio, en qué país vives ahora, seguro donde en vez de suelo hay vapores, donde a la cordura se llama gritar, donde al respeto no se le conoce y donde al servicio se le denomina franela. Tan extraviado estás, porque no reconoces que tu tiempo en el municipio es finito, que las cosas dan la vuelta y los espacios se achican. Acaso no te das cuenta que pasan los días y eres menos alcalde que ayer.
Mientras tanto las facturas de lo hecho y no realizado saldrán como humo de locomotora y saldrás otra vez a campos y plazas a dar la mano, a invitar chicharrones a los periodistas, a llevar la caja de cerveza a las ruedas y mostrarte “un buena gente” como la abuelita de caperucita y echarle la culpa de todo al resto de lobos. (Alfonso Delgado G).