Los cinco presidentes que llegaron al Perú para acompañar en la juramentación al nuevo jefe de Estado, Pedro Pablo Kuczynsky, vaya que se llevaron una pésima imagen de 73 congresistas que aún antes de iniciar sus gestiones como legisladores, demostraron actitudes inmaduras y matonescas el 28 julio en el Congreso; demostraron tener masa encefálica propenso a reacciones violentas, sin ninguna capacidad de juicio para ponerse a la altura de quien juramentó como jefe de Estado en un ambiente pos electoral que aún no aceptan la derrota de su candidata, Keiko Fujimori; tampoco ésta acepta su fracaso, por ello salió al extranjero supuestamente a pasar sus vacaciones. ¿Vacaciones de qué? Porque pasar vacaciones es cuando alguien trabaja.
Si trabajo lo llaman cinco años haciendo campaña, y a pesar de ello el pueblo lo rechazó, y que aún no asimila estos dos fracasos consecutivos, y que si vuelve a ser candidata el 2021, volverá a fracasar una vez más, llegando ya a una tercera derrota electoral.
El hecho de haber ganado la mayoría de votos para el Congreso, no les faculta hacer de esa institución del Estado un mercado donde no hay reglas de juego y donde se dan los gritos y desórdenes. Resultado: hoy esos 73 son los auto desprestigiados, pues permitieron que el país y el mundo entero los vean haciendo un espectáculo de enceguecimiento al poder para disfrutes personales y absolutamente nada a favor y bienestar del país, simplemente lo que buscan, y esto es característica visible del fujimorismo, con el padre a la cabeza, mientras se apoderaron del país durante 10 años por la década del 90, pues tenían planeado estar 20 años en el poder.
Sueñan estar sujetos permanentemente al poder, la deducción es tácita: todo lo que hagan desde la posición que hoy estrenan como congresistas, simplemente lo harán pensando en ser candidatos una vez más el 2021, pues le pondrán en escena a otro caudillito, como es el hijo engreído de los Fujimori, y que una parte del pueblo demasiado lo inflaron el ego, a tal extremo que fue el más votado en Lima, igual que su hermana en su periodo de congresista, que les permitió como el pavo real levantar alas electoreras. Estos resultados lo toman como la gran oportunidad para embarcarse permanentemente en campañas.
Por ello, desfases como la derrota de Keiko, no lo tragan fácilmente, porque no ven los problemas y necesidades del pueblo, sino se minimizan en ver la necesidad de poder de una sola persona y de sus genuflexos partidarios, amén en San Martín, de esa supuesta “luchadora” de los pobres, que cambió de “camiseta”.
Yo no creo que cambió de camiseta, porque nunca tuvo, es decir, nunca tuvo la convicción de luchar sin condicionamientos, como hoy lo demuestra tan abiertamente.
Democracia como la que tenemos los peruanos que está en un proceso de transición, a pesar de que con PPK, es ya el cuarto gobierno producto del voto popular, pero la corrupción sigue dando manotazos de ahogado, es como el cáncer, se resiste a morir, para seguir existiendo y carcomiendo a los demás.
No hay mal que dure cien años, dice el dicho, el Perú está teniendo nuevas generaciones de pensamiento, esos pensamientos de deshacerse de generaciones pasadas empezó a reclamar a los políticos y a los partidos políticos a no estar comprometidos ni ser cómplices de la corrupción, del crimen y de la mafia organizada, que únicamente lo que buscan en democracias insuficientes y débiles como la nuestra, buscar tener la gran oportunidad y el gran salto a administrar este país, cuando lo único que quieren es administrar sus propios negocios personales y de grupo.
Esta nueva generación de pensamiento en defensa de lo nuestro y del país, algo para bueno cambiará; pensamiento que se comprometa a luchar contra todo tipo de mafia social y política, con esta ruta neogeneracional del pensamiento vanguardista, estaremos seguramente estrenando para el 2021, un nuevo escenario político, con gente de personalidad política, donde si pierde, sepa aceptar su derrota, y si gana, sepa aceptar su victoria, sin triunfalismo.
Esto no tiene el fujimorismo, nunca aceptaron derrotas, incluso en el periodo de Fujimori padre, compraron congresistas, porque tuvieron miedo de quedar huérfanos en el Congreso, y hoy zapatean y gritan, porque piensan tener ya todo a nivel del legislativo, y si hubiesen ganado el ejecutivo, estarían más mareados que un borracho de cantina; mareados de poder al cien por ciento.
La inteligencia electoral del pueblo, menos mal ha permitido que esto no se haga realidad; y que auguro, como la mayoría del país, que PPK, deje un transparente camino y sano gobierno que no esté infectado de ningún virus de corrupción como el reciente fenecido gobierno humalista, de lo contrario, sería otro quinquenio de lamentos.