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domingo, mayo 5, 2024

Ni una mujer menos

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“La Mujer es el Rayo de la Luz Divina. Ella no es el ser que el deseo de los sentidos toma por objeto. Ella es Creador, debería decirse. Ella no es una criatura”. Estos hermosos y profundos pensamientos del poeta y místico persa Jalâloddîn Rumi, rescatados por el Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, expresan muy bien las cualidades de ese ser maravilloso pero aún muchas veces incomprendido y maltratado: la mujer.

En ese sentido, es importante que vayan reforzándose en el mundo los movimientos en pro de la defensa de la mujer ante el maltrato en todas sus formas; movimientos como por ejemplo las marchas denominadas “NI UNA MENOS” que se originaron el año pasado en Argentina a mano de un grupo de escritoras, artistas y periodistas militantes que crearon esta expresión inspiradas en el título del poema que Susana Chávez escribió en 1995: «Ni una muerta más» para protestar por los feminicidios en Ciudad Juárez (trágicamente, esta poetisa mexicana terminó asesinada en 2011). (Wikipedia)

De ahí que saludamos la iniciativa de realizar también esta marcha en todo el Perú puesto que lamentablemente no está excluido de la larga lista de países en todos los continentes en los que la mujer sufre muchos maltratos sociales, físicos, psicológicos, etc.

Sin embargo también es necesario que esta defensa vaya siendo cada vez más ampliamente organizada integrándola en toda una cultura de paz que se haga inherente a nuestra sociedad abordándola en todas las instancias, comenzando por la célula familiar y la adecuada FORMACIÓN de los niños.

Necesitamos urgentemente que todos los factores que contribuyen a la violencia contra la mujer sean abordados para solucionarlos sabia y sistemáticamente.

A este respecto, se pronuncia lúcidamente el Maestre Dr. David Juan Ferriz Olivares quien con sus Fundaciones Magna Fraternitas Universalis Dr. Serge Raynaud de la Ferrière (www.magnanet.org) y ELIC (www.elicnet.org) realiza mundialmente amplios programas y métodos con soluciones de fondo:

“Al definir la familia como factor esencial para la paz, asume el núcleo familiar el primer momento donde se inicia la educación para la convivencia social, para el respeto absoluto a la dignidad humana dentro de la diversidad de identidades.”

“El diseño en el seno de la familia debe prefigurar adentro para mejorar afuera, o sea, educar a la familia con el objeto de cambiar la vida y alcanzar la paz.”

“Hay que facilitar el aprendizaje de nuevos patrones culturales en la erradicación de la opresión sexista, la violencia, el egoísmo, la hipocresía en las relaciones familiares, la inversión de los valores morales y éticos, la primacía del lucro, la manipulación y el autoritarismo, la ideología machista, autocrática y autoritaria, la unilateralidad en la toma de decisiones y el agravamiento de la condición femenina a causa de la crisis y de la deuda del Tercer Mundo que pone en peligro la paz.”

En efecto, todo comienza desde la formación familiar. Se ha dicho que las madres son las primeras en formar la ideología machista, sin embargo hay que ver allí las huellas de más de dos mil años en los diversos pueblos donde se formaba con esta visión disminuyendo ostensiblemente el rol de la mujer (pocas culturas se eximen de ello como por ejemplo los celtas formados por los sabios druidas, los egipcios, los antiguos mochicas, los vikingos, etc. en los que la mujer tenía su lugar en igualdad de derechos, consideración y posibilidades de desarrollo que el hombre). También, es preciso considerar con sabiduría lo que consideramos “igualdad” entendiendo por supuesto que la mujer debe tener la libertad de lograr TODO aquello PARA LO QUE ESTÁ PREPARADA DENTRO DE LAS POSIBILIDADES CON LAS QUE LE HA DOTADO LA NATURALEZA. En ese sentido, hay cosas exclusivas de la mujer y del hombre, además -claro está- de lo físico (la fuerza del hombre y la resistencia de la mujer) la psicología señala en palabras de la genial Ania Teillard y del Dr. Serge Raynaud de la Ferrière:

“Un ser humano no es solamente hombre o mujer, sino que lleva en él dos sexos…Carl Jung acentúa el lado psicológico de la cuestión. La mujer posee elementos masculinos, que condicionan en parte su carácter, pero que son dados en un estado más inconsciente que sus componentes esencialmente femeninos. Su espíritu batallador, porfiador, su ambición, su lógica a menudo deficiente, pueden evolucionar por una toma de consciencia y ser integrados en la totalidad de su psiquismo. Esos elementos o ese complejo autónomo, son “Animus” [elementos psíquicos masculinos]…La mujer tiene delante de ella una tarea maravillosa de reconstrucción de la personalidad, que puede llegar a una armonía y a la posibilidad de un resplandor social o de una creación…la feminidad, sin elementos pertenecientes al dominio del logos: intelecto y voluntad, no sería más que una parcela pasiva de la naturaleza, incapaz de otra actividad que la realización de sus funciones biológicas. Los dos sexos tienen un deber de orden social y creador en el mundo, pero les incumbe otra tarea interior: su realización individual.”

Felizmente, ahora vemos cada vez más mujeres que han logrado esta integración de sus polaridades psíquicas equilibradamente, sin perder su femineidad (despolarizándose) y siendo plenamente auto-realizadas en todos los ámbitos profesionales así como en la familia y la formación de sus hijos realizando aquello que ya expresaba el sabio Confucio: “El alma de una mujer es la obra maestra de la creación”.

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