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jueves, mayo 2, 2024

Algo se pudre en el Congreso

juegodetronos

…y no en Dinamarca. Lo que acaba de ocurrir ayer en el pleno del Congreso del Perú es la prueba más patente que los llamados a la razón a una gran parte del pueblo peruano para que no votara por la mafia fujimorista y que cayeron en saco roto, está dando sus podridos frutos. De la manera más surreal y rocambolesca, la mayoría fujimontesinista eligió de un carpetazo a los tres miembros que faltaban completar el directorio del BCR, con la complicidad del Apra que ya no tiene reparos en mostrar que es el furgón de cola de la bancada fujimorista en el Congreso.

Sólo uno de los nominados, Elmer Cubas, quien, a pesar de haber participado en la campaña de la hija del dictador, es un economista respetado y sin pasado oscuro, los dos restantes, Chlimper y Rey son verdaderos delincuentes que deberían estar encerrados purgando cadena perpetua. Sin embargo, aquellos que sí tenían credenciales para estos importantes cargos, Campodónico, Herrera Descalzi, y el economista que propuso César Villanueva, fueron desechados.

Parece cosa de otro mundo que un sujeto como Chlimper, que está más que demostrado que manipuló audios para proteger al ”capo” Joaquín Ramírez, tenga ahora acceso a las arcas en las que se encuentran los miles de millones de dólares de todos los peruanos. Eso es como poner al gato de despensero…o algo peor. Rafael rey, un redomado fujimorista y miembro del corrupto Opus Dei, que fue Ministro de Alan García como parte de su pacto táctico con la bancada fujimorista durante su gobierno, y que estuvo sometido a proceso por malos manejos en compras militares, fue “propuesto” por el Apra “porque fue su ministro” (sic) para disimular que en realidad estaban apoyando a otro conspicuo miembro de la mafia fujimontesinista.

En realidad, la podredumbre que emana del Congreso viene de la bancada mayoritaria de Fuerza Popular, que, sin poder controlar sus instintos autoritarios originarios, no le ha importado, al igual que a Maduro en Venezuela, la repulsa nacional e internacional, para llevar a cabo sus objetivos de controlar poco a poco, desde el Legislativo, el poder en nuestro país. Cuando el presidente Kuczynski ha dicho que Chlimper está “calificado” para el cargo se refería al Chlimper que ya fue uno de los directores del BCR en el periodo 2006-2011, no al delincuente montesinista que hace cualquier cosa por proteger a su grupo mafioso.

La prestigiosa revista Semana Económica le ha dedicado un artículo a esta designación y ha elaborado algunos puntos que desacreditan la elección. Para la revista, lo que se espera en el BCR es que “prime la independencia”. “Ni Julio Velarde (ratificado por el Congreso) ni Miguel Palomino ni Javier Escobal ni Gustavo Yamada tienen con el ppkausismo la relación de Rey, Cuba y Chlimper con el fujimorismo”. En una institución tan respetada, la credibilidad es importante. Y Chlimper, según Semana Económica, no la tiene. “El señor Chlimper perdió su credibilidad pública, como opinó esta revista en su momento, y no la ha recuperado. La mayoría de analistas políticos (de todas las tendencias) considera que el affaire de los audios hizo perder la elección a Keiko Fujimori, cuando ya todos la daban por ganadora. Y la credibilidad es esencial para la política monetaria”.

Es realmente deplorable que en nuestro país se esté repitiendo la historia de la prepotencia, el abuso y la corruptela que sufrimos los peruanos en la nefasta década fujimontesinista de los ’90. A pesar que el Presidente Kuczynski ha querido poner paños fríos al asunto es obvio que esta acción escandalosa repercutirá en los inversionistas extranjeros que observan. Muchos inversionistas se abstendrán de arriesgar su dinero en nuestro país pues ya están advertidos que una mayoría congresal aplastante y corrupta puede cambiar las reglas de juego cuando se le antoje con una bancada obsecuente que expectora loas disidentes como el caso de la congresista Vilcatoma.

Esta insoportable podredumbre nos retrotrae a Gonzáles Prada quien decía que “en el Perú donde se pone el dedo salta la pus”. La descomposición moral acentuada en las últimas décadas por gobiernos tan corruptos como el de Fujimori, de pronto resulta que es más poderosa que todas las buenas intenciones de lucha contra la corrupción del partido en el gobierno. Este escándalo lo que hace es desprestigiar y deslegitimizar al Congreso peruano.

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