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lunes, mayo 13, 2024

Los sueños siempre serán eternos

atravezdelcristal

Si la vida es un proceso continuo de emociones, celebrar las Bodas de Oro es algo extraordinario, como lo hicimos el pasado sábado diez, cuando las promociones 1966 de los ex Instituto Nacional Agropecuario N° 10 e Instituto Nacional de Comercio N° 38 pudimos llegar a esos mágicos cincuenta años de egresados de estos dos prestigiosos colegios técnicos que, pasados los años, se transformaron en otros centros. Y de ahí quizá nuestras tristezas, porque nuestras casas de enseñanza ya no existen, pero siguen en nuestros recuerdos, aunque pareciera que hubiéramos perdido nuestro antiguo hogar.

Muchos de nuestros condiscípulos se quedaron en el camino. Por ellos también celebramos una misa el sábado en la mañana, oficiado por el párroco Juan Cruz Ustarroz Irizar y al medio día iniciamos la segunda parte de ese encuentro que será inolvidable. Porque llegar a ese momento mágico, a ese instante en que confluyen los recuerdos después de compartir emociones, alegrías, tristezas, frustraciones, ellas derivadas por esos primeros amores que llegan en el momento menos esperado, es algo hermoso. De esa época en la que nuestras vidas comenzamos a ligarlas con una canción de moda, como aquellos temas que lanzaba al aire Radio Tropical, especialmente en los programas musicales vespertinos que animaba Ricardo Mori Cavero.

Mi generación 1966, sin ser nostálgica, siempre fue romántica, como románticos fueron y siguen siendo nuestros sueños. Este encuentro ha servido también para demostrarnos que no hemos cambiado: esas alegrías y emociones siguen igual, no han bajado de intensidad y siguen tan campantes queriendo alcanzar nuevas visiones que seguimos construyendo. Las enseñanzas que recibimos tal vez no nos hizo exitosos; nos formaron para ser parte de una generación en donde el compartir y ser mejores cada día es el logro supremo de la educación.

Gracias por compartir este momento a Walter Arce Lazo, William Aspajo Tafur, Sabino Segundo Chávez García, Alfredo García Vásquez, Manuel Eberto Linares Upiachihua, Marden López Navarro, Ángel Ernesto Morey Bartra, Oswaldo Paredes Paredes, James Pezo Shuña, Helmer Puyo Fasanando, Carlos Eduardo Ramírez Hidalgo, Keneth Reátegui del Águila, Jorge Walter Sánchez Falcón, Migdonio Sánchez García, Clever Sánchez Gonzales; por supuesto, me incluyo. Gracias a Lily del Águila Gronerth, Flor Saavedra Pinedo, Bertha Alegría Gonzales, Egnis Marleni Inga Flores, Inés Hidalgo Marinho, Sila Navarro Pérez y Nina Irma Gómez Gonzales; ellas, guapas y luminosas. Al grupo se incorporó Yolanda Rojas Vargas, compañera de aula de las damas en los años iniciales del colegio.

Fue un momento hermoso, como jamás lo habíamos imaginado. Un momento que se vive solo una vez, y por eso su maravilloso significado. Un reencuentro como si todos hubiéramos subido la colina para encontrarnos en su cima y terminar cantando, porque fue también momento de canciones, como ese Todos vuelven, que las chicas entonaron, y todos nos sentimos esos hijos pródigos que un día vuelven a casa.

Gracias también a Lucy Salazar Pinedo, Milena Gómez Leveaú, madre Teresa Ruiz de Aucarte, por el lado de la ex Comercial. Gracias a Manuel Coronado Pacheco, Rodolfo Arce Paredes y Segundo Ríos Mori, por los Agropecuarios. Ellas y ellos, que nos acompañaron en la celebración, fueron parte de esos momentos de estudiantes y lo seguirán siendo hasta el final de nuestras vidas.

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