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viernes, marzo 29, 2024

Patada de Mula

-Una vez más los sanmartinenses han sido asaltados, vejados y maltratados por la delincuencia común, sin que la Policía Nacional, ni mucho menos las autoridades, hagan absolutamente nada de nada, para que estos hechos violentos se acaben. La noche del lunes, una banda de 10 encapuchados, armados hasta los dientes y de cobardía, asaltaron por un lapso de 1 hora con 17 minutos, si carajo, 1 hora con 17 minutos, a más de 15 vehículos entre autos, camionetas, camiones y motociclistas en plena carretera marginal de la selva, en el trayecto de Tarapoto a Moyobamba, a la altura del desvío a Cuñumbuque.

A los pasajeros les arrebataron sus pertenencias a punta de carajos, con el arma en sus sienes, se llevaron celulares, billeteras, relojes, laptops, cadenas de oro, a, tarjetas de bancos y todo lo que pudieron y claro está, no intentaron hacer nada por temor a que se desatara una balacera infernal que hoy estaríamos lamentando, en medio de mujeres desesperadas y niños que lloraban y se preguntaban qué estaba sucediendo en la oscuridad.

Todos se preguntan ahora: Y dónde carajo estuvo la policía, donde M los patrulleros entregados por el Gobierno Regional, con plata de los ciudadanos para que nos protejan, dónde por la ptm estaba la alta inteligencia de la PNP, para desbaratar a las bandas de delincuentes que se han adueñado de la carretera marginal de la selva.

Ya basta de dejarnos a todos a merced de la delincuencia, de los asaltantes que disparan a matar, de los ladrones que nos roban el sudor de nuestras frentes, de los hampones cada vez más desalmados, de los pistoleros que asaltan en esta tierra de nadie. Ya basta carajo de tanta inseguridad, ya basta carajo de policías ineficientes, ya basta carajo de oficiales de uniforme que solo saben calentar las oficinas y que no investigan nada, ya basta de robar la gasolina y el petróleo.

Los testimonios de los ciudadanos es para la vergüenza nacional, porque no puede ser que los policías de la Comisaría de Tabalosos, donde quisieron asentar la denuncia, no les aceptaran, porque según ellos, que tal concha, los que reciben este tipo de denuncias ya no estaban trabajando. ¿Qué está pasando con los uniformados que piden que se les respete?

En ciudades civilizadas, los responsables, es decir los altos mandos policiales, por dignidad, ya hubieran renunciado a sus cargos. Que esperan los oficiales de carreteras de la región para presentar sus renuncias, que espera el coronel para irse, que espera el comandante para dejar a que otros oficiales, realicen un mejor trabajo y pueda parar esta ola de terror que vive San Martín.

Seguro que la policía saldrá a decir que estamos exagerando, que en todas las ciudades del país se producen asaltos, son capaces de tanto cinismo. Claro, es fácil para ellos y para tantas autoridades que caminan con protección a todos lados. Qué les importa que al poblador común le roben lo poco que tiene, su esfuerzo y su sacrificio, si ellos tienen asegurado todo.

YA BASTA CARAJO

¿Qué habrá estado haciendo el jefe de inteligencia en el momento del atraco? ¿Dónde estaría el coronel en esos momentos de angustia de tanta gente? ¿En qué lugar habrán estado los oficiales de inteligencia de la policía cuando a punta de groserías, le robaban al pueblo, a tan solo unos minutos de Tarapoto? ¿Y la patrulla estaría estacionada en algún rinconcito de la carretera leyendo periódicos?

La sociedad civil tiene que organizarse ahora, con sus ronderos, con sus reservistas que ahora cuidan las carreteras, como si no fuera una responsabilidad del Estado, hasta quizás el pueblo va a tener que armarse, aprender a caminar con su revólver para defender su vida y la de su familia, hasta dónde vamos a llegar con tanta podredumbre y con tanta corrupción.

Este es un tema que tiene que ver con la corrupción, con el tráfico de combustible, con la gasolina que los altos oficiales negocian, con el alquiler de armamento a las bandas de delincuentes, con los jueces coimeros que negocian con los asaltantes y los policías que delinquen, con los fiscales que son blandos con los malhechores.

Es verdad que todavía hay policías honestos, es verdad que existen los policías que sueñan con la justicia, es verdad que los delincuentes tienen más derechos que los propios policías, no es justo lo que nos está pasando. San Martín derrotó al narcoterrorismo y nos costó miles de vidas humanas. Ahora debemos derrotar a la delincuencia armada y a la corrupción generalizada.

No permitamos que nos vean como a un pueblo del oeste, no permitamos que los turistas se alejen, no permitamos que el caos y la corrupción nos ganen otra vez esta batalla. Por ahora la estamos perdiendo y todos ya sabemos quiénes son los culpables.

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