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sábado, mayo 4, 2024

Hazme el milagrito

Me persigno con la mano temblorosa, con la “piel de gallina” y con el corazón acelerado. Me arrodillo y lloro, me seco las lágrimas y pido por ti, por mí, por ellos, por todos.

Un niño muere por falta de atención. A miles de maestros se les sindica ser incompetentes de la manera más cruel y sin misericordia. La sangre tiñe las calles. La trata de personas en Madre de Dios ya no nos indigna. Se deforesta la selva sin piedad. La sociedad es más intolerante. Hay una huelga que sigue en todo el país y una corrupción que no tiene cuando acabar.

En el Perú estamos viviendo la vida al límite, todo es inseguro, subirse a un medio de transporte público, caminar sola por la calle, sacar dinero del banco, etc. Te pueden atracar con pistola, con cuchillo o secuestrar por horas. El fraude es pan de cada día y a veces lo hacen por teléfono o internet desde la cárcel. La delincuencia llega como delivery hasta la puerta de tu casa.

Parece que la vida no importa nada, tomar bebidas alcohólicas sin ninguna precaución, sin medir las consecuencias, es algo tan común, tan común como manejar en estado de ebriedad, tan común como ocasionar un accidente y tan común como perder la vida, todo es tan común. Las noticias invaden los medios de comunicación y todo siempre es normal. No nos horrorizamos, no nos arrepentimos, simplemente, seguimos SOBREVIVIENDO.

Por si fuera poco, la desconfianza se ha multiplicado y se ha instalado en la vida. La elección del mal menor se ha convertido en una práctica diaria y resulta casi siempre ser inevitable, un método que nos permite subsistir, por eso cada quien suele protegerse dentro de una burbuja. Nos volvemos ciegos, sordos y mudos

La miseria política es la mediocridad de la oferta política. No existe bienestar sostenible y compartido, porque la contaminación política sigue afectando a una ciudadanía que, con gran paradoja, la alienta o tolera.
Ayer se celebró con fervor a la blanca bonita, Santa Rosita, políticos y figuretis se vistieron con la mejor gala para

hacerse notar entre la multitud y como buenos padres de la patria, estoy segura que pidieron por la educación, por la salud, por el acceso a una mejor calidad de vida, pidieron porque se termine la delincuencia y la inseguridad. (No te rías, en verdad espero que hayan pedido por todo eso).

Muchas personas han acudido hacia el pozo de los deseos con sus cartas, con miles de peticiones, en su mano llevaban un papel y una fe que se pone en manifiesto cada 30 de agosto desde hace 400 años.

Está bien tener fe, está bien pedir por lo que más queremos, pero está mucho mejor enfocar nuestras peticiones a toda una sociedad, que cada día se va tiñendo de sangre, de injusticia y de corrupción.

A mí siempre me ha gustado que me ayuden, que me guíen, que me cuiden y hacer lo mismo por el resto, no es mala idea. Pensar en los demás puede cambiar el rumbo de la vida.

Deseo de corazón que el odio y el rencor salga de nuestros corazones, que la envidia deje de ser la principal causa de enemistades, que la maldad deje de dañar personas y que no se pierdan más vidas por las puras.

Que tus deseos se cumplan, que la vida y el amor no sean pasajes de terror, sino caminos al placer, a ese placer que nos incita a querer más, a reír más, a vivir más…por eso, mi amor, hazme el milagrito, pero ¡ya!…

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