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jueves, abril 25, 2024

Sentencia en Cochabamba, justicia en espera

Por: Ricardo Quevedo

Julio César Paredes Vásquez, ya se encuentra en Cochabamba, Bolivia. Se fue una vez más a la tierra de Evo Morales, en busca de justicia, buscando de alguna forma resarcir el daño por lo menos económico, pues la reparación del daño físico ya es una imposibilidad para que su querida hija vuelva al estado normal de vida.

Alessandra Paredes, si no se hubiera encontrado con la inoperancia y las manos criminales de unos malos médicos, hoy le tendríamos en nuestra sociedad como una profesional de la ciencia médica.

A Alessandra le venían interviniendo quirúrgicamente y por la falta de tino en lo que a capacidad médica se refiere, sufre un proceso de bloqueo cerebral por falta de oxígeno, consecuencia ésta precisamente por no haber realizado un trabajo previo de un diagnóstico total de la paciente.

En una oportunidad tenía el privilegio de visitarla a Alessandra en su propio domicilio que queda en una de las esquinas del hermoso y acogedor Parque Suchiche. La mirada que la extendí, algunas frases que le manifesté, no tenían ningún retorno, como que estarías mirando un escenario tétrico de un silencio sepulcral; ella cual divina diosa no hace más que mirar el techo del cielo raso de la vivienda, siempre en una sola dirección: firme y quieta, por momentos con pequeños quejidos y lánguidos movimientos.

Dos enfermeras permanentemente le están vigilando las 24 horas en dos turnos. Ellas se ubican en un cierto ángulo de la vivienda. A la pregunta si acaso en algún momento le escuchan leves balbuceos léxicos. La respuesta es absolutamente nada. Es decir, cuidar una paciente que la familia de Julio Paredes y demás personas y profesionales de servicio, que de mil formas le irradian corrientes positivas de vida; pero una vez más no retorna la atención y los cuidados intensivos con signos de vida.

Julio Paredes, como que al estar al lado de su querida hija por más de cinco años, le arrancó al espíritu de vida, esa capacidad de estoicismo para hacer frente a una durísima vida de estar permanentemente mirando a un ser querido que sabe él lo imposible humanamente hablando que volviera a una vida normal, salvo por ahí una intervención milagrosa del ser Divino.

Julio Paredes ya se despojó de cuantos bienes materiales para hacer frente y compensar el cuantioso costo económico que demanda estos y mil cuidados más, amén de cuántos médicos, cirujanos y terapistas que prometieron dar ciertas esperanzas de vida a la familia paredes, incluso un médico cubano que la vio quedó solamente en teoría su capacidad médica.

La mala fe de la gente de nuestro medio local, la percepción que tuvieron de Julio Paredes, fue totalmente equivocada, pues pensaron erróneamente que estaba lucrándose a costa de la salud y del lecho del dolor de su querida hija. Es criminal pensar de esta forma. Las medicinas diarias que consume Alessandra, sobrepasa los miles de soles, a parte del pago por servicio de enfermería y por ahí el servicio de algún otro médico que promete resarcir la salud de Alessandra.

Todo esto no sólo necesita una justa reparación civil a favor de la familia paredes, sino también una justa aplicación de la justicia cochabambina. Pues como la vida es tan contradictoria, los médicos implicados en esta mala intervención quirúrgica, de demandados se convirtieron en demandantes contra Julio Paredes, disque por haber calumniado la dignidad “honorable” de la profesión médica.

Aquí no hay ninguna calumnia. Ahí está el estado vegetativo de una joven estudiante de medicina; ahí está el estado casi moribundo de una muchacha que no responde ya los reflejos de la mirada, ni mucho menos responderá a los sonidos del habla. ¿Esto es calumnia? ¡Por favor!

Los jueces de la ciudad de Cochabamba el día de mañana deben estar lanzando precedente de administrar una legítima justicia y sean al mismo tiempo ejemplo de una legítima sentencia contra aquella negligencia médica y contra aquellos malos médicos que sepultaron para siempre el destino de Alessandra, a pesar de estar aún en vida, pero una vida que no responde ya a los reflejos normales de la existencia humana.

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