Los Fondeagros entran al escenario nacional en un momento difícil para los productores del campo, principalmente. Liquidados la Empresa Comercializadora de Arroz (ECASA) y le Empresa Nacional de Comercialización de Insumos (ENCI), cuyos nombres ya son parte de la historia, se sumó la desactivación del otrora poderoso Banco Agrario del Perú. Cuando el Fondeagro de la Región San Martín se reactiva, el drama de los productores era terrible: las cosechas de maíz se perdían, o cuando transportaban el producto a Tarapoto resultaba que el valor de la venta no alcanzaba ni siquiera para pagar el flete. Los precios del café, por ejemplo, estaban por los suelos, etc. Y no es cuento chino lo que digo.
Siendo el Fondeagro una solución política ante el difícil momento en que se encontraba el sector agrario, el directorio de esta entidad lo formaban funcionarios de la entonces Corporación Departamental de Desarrollo de San Martín (CORDESAM), luego Consejo Transitorio de Administración Regional (CTAR) y del sector Agricultura. No puedo dejar de decir que sus integrantes tenían una solvencia personal a toda prueba, pero que, por las circunstancias en que se constituyeron los Fondeagros, todo el mundo creyó que era una entidad asistencialista. Y no fue así; los productores principalmente; los dirigentes de las organizaciones de productores, con mayor razón, lo creyeron así.
La puesta en marcha del Fondeagro generó una locura regional. No miento cuando digo que, se escuchaba decir sotto voce, que ´si al Banco Agrario del Perú no le pagamos, menos le vamos a pagar al Fondeagro´, cuando ya obtuvieran los créditos. Sin embargo, el prestigio personal de Manuel Osores Escurra y de José Ignacio Santisteban Tello, Director Regional de Agricultura y funcionario respectivamente; de Antonio Cuadros Basurco y de Manuel Augusto Lainez Guerrero, Secretario Técnico y Gerente de Extracciones Productivas de la CORDESAM, respectivamente, fue un soporte para el desempeño del Fondeagro. No puedo escatimar mi reconocimiento a los directores representantes de la Federación Agraria Selva Maestra y otras organizaciones agrarias, como las Juntas de Usuarios y las Comunidades Nativas.
Cuando el directorio del Fondeagro evalúa la asignación del monto de 1´575,000.00, para atender la campaña agrícola de emergencia, nos dio a todos un escalofrío. Un dirigente agrario diría sarcásticamente que lo mejor que podríamos hacer era devolver esos recursos al Tesoro Público, porque no daba ni para el té. Dos directores me preguntan de cómo haríamos para las garantías, pues yo venía del Banco Agrario, en donde me había desempeñado como Jefe del Departamento de Créditos y Promoción; porque era imposible que los agricultores constituyeran garantías. Era así, pues la mayoría solo tenía Certificados de Posesión y de haber algún agricultor con título de propiedad era improbable que pusiera en garantía su predio a favor del crédito otorgado a su organización. Sobre esto volveremos posteriormente. Los pocos títulos que existían se habían quedado en el Banco Agrario que se estaba desactivando. (Continuará).