Conocer la pérdida de los aportes de padres y madres de familia de las Asociaciones de Padres de Familia (Apafa), ha causado controversia sobre los montos solicitados para el año 2018 (aunque siempre genera discusión), ya que no existe confianza, en muchos casos porque no son utilizados para el bien de los estudiantes, sino para el gasto personal de malos dirigentes.
El gran problema, considero, es que no hay, hasta la fecha, una sanción ejemplar contra los dirigentes que se han beneficiado de estos aportes, que hasta piden, en algunos casos, la desaparición de estas asociaciones en los colegios.
Sin embargo, no podemos meter a todos en el mismo grupo, pues hay experiencias exitosas en algunos centros educativos el buen uso de estos recursos.
Ahora, el exigir el pago total para lograr la matrícula de los alumnos es otra cosa. Según ley, durante todo el año pueden realizar el pago de este aporte y no condicionar la matrícula, aunque hay algunos asociados que hasta amenazan no pagar nada.
Estos aportes son aprobados en asamblea, espacio donde deben discutir los montos y saber cuál es el objetivo de ese pago, pues no pueden determinar el pago sin tener una proyección de lo que se hará con ello.
Desde las Unidades de Gestión Educativa Local (UGEL), no pueden intervenir directamente en estas asociaciones por ser privadas, pero sí, padres y madres, pueden hacer un seguimiento minucioso de cómo se usan estos aportes para en el momento oportuno, determinar el uso adecuado del dinero, que les cuesta.
Ojalá, desde el Estado, los colegios recibieran montos que permitan acondicionar bien el centro educativo, lo que no sucede, pero tampoco, bajo esa premisa, cobrar montos exagerados como aporte. Sin embargo, es importante estar presentes en las asambleas para, de no estar de acuerdo, hacer escuchar la voz, de quienes al final tendrán+
la responsabilidad de realizar el pago.