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martes, abril 29, 2025
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Rusia 2018: La agonía y el éxtasis

El Mundial de Rusia se encuentra en la segunda etapa y es cuando realmente comienzan los dramas y las alegrías que parecieran infinitas. Pero el fútbol es ese algo en donde el tránsito de la tragedia a la felicidad se viven en momentos tan cortos pero que tienen intensidades que no tienen otros acontecimientos en nuestras vidas. La temprana eliminación de Alemania, el fracaso histórico de Lionel Messi, la ´despedida´ de Ronaldo y la derrota de ese juego armónico de España –que deslumbró por toda una época–, le están dando a este Mundial de Rusia 2018 un significado especial. Y los alargues de los encuentros Rusia-España y Croacia-Dinamarca han comenzado a darle a esta última edición ecuménica un sabor especial.

Y con este torbellino del juego de la pelota que pareciera transitar como meteoritos que van a caer en un escenario como Rusia, un país inmenso, con varios husos horarios, desde los lugares más orientales hasta los más occidentales, el mundo se emociona con un drama universal en donde cada uno de nosotros se hace arraigo de sus propias emociones. Porque hay que ser insensibles, fríos y sujetos anodinos para no haberse emocionado con una proyección de Trauco, una corrida de Paolo Guerrero, decirle a Cueva todas las anatemas e invectivas posibles, porque, como muchos, creo que la falla de ese penal fue el comienzo del fin de una hermosa esperanza y posibilidad. Pero, aun así, creo que nuestra selección cumplió y mejoro bastante nuestra proverbial baja autoestima.

Si el fútbol es el más hermoso de los deportes, nos obliga a una reflexión. ¿Cómo se desenvolverían esas sociedades en donde no existía este deporte, que es correr tras un balón olvidándonos de todos y de todo, para que en noventa minutos pareciera que se nos fuera la vida y una derrota nos suma en la más terrible de las tragedias y un triunfo nos elevara a la gloria? Porque el fútbol es así. Y lo será siempre, aunque ya alguien pretendió vaticinar que la vigencia del fútbol solo tiene para quinientos años y no más.

Hemos visto a nuestro país como si se hubiera abstraído en un sueño profundo del que no hubiéramos querido despertar. Pero se han tejido también tremendas falacias como que el futbol nos ha hermanado, nos has unido en una sociedad más integrada y más comprometida, afirmaciones son falsas y solo producto del momento, de la euforia que nos ha hecho vivir el camino hacia Rusia. Porque una cosa es la emoción de que los futbolistas, junto con Gareca, nos hayan llevado por ese largo periplo a Rusia y hemos vivido casi nueve meses olvidándonos de nuestras frustraciones, de nuestras taras como país, de tener un Congreso en donde se encuentran miserables que legislan solo para sus propios intereses y los “prestigios” de sus partidos políticos, mientras los militantes aplauden y se regocijan de todas esas miserias.

Sin embargo, volviendo a nuestra cotidianeidad, no podemos ser mezquinos con estos futbolistas nos sacaron del marasmo, hicieron a un lado de nuestra cultura derrotista, pero que ha llegado el momento de trabajar más por el compromiso de hacer de nuestro patria un país realmente justo, y que la justicia sea igual para todos.

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