La misión de los tambos comunales es facilitar el acceso a servicios y actividades para la población rural dispersa, tanto sociales como productivas, promovidas por instituciones de la sociedad civil y del sector privado, buscando mejorar la calidad de vida de estas poblaciones vulnerables.

La construcción de los tambos en las comunidades es un acontecimiento colectivo, donde el pueblo participa de manera obligatoria. Cada comunero dona troncos, hojas, insumos para preparar la comida y la chicha. Todos tienen funciones asignadas: las mujeres apoyan en la preparación de la chicha y el almuerzo, así como en el doblado de las hojas para el techo; los varones se encargan del acarreo de hojas de poloponta y los troncos. También participa un maestro de obras, experto en construcciones tradicionales. La jornada inicia desde las 6 de la mañana, con todo el pueblo concentrado en el sitio donde se va a construir el tambo comunal. Se trabaja con alegría y, sobre todo, con mucho compromiso por su comunidad.

Para los kechwas lamistas, los tambos comunales cumplen una función de interacción social, fortalecimiento cultural y desarrollo sostenible. Son espacios donde se promueven valores tradicionales y culturales, sirven como puntos de recepción de visitantes y, en tiempos festivos, son escenarios para danzas tradicionales. Generan espacios de encuentro para formar líderes, asociaciones comunitarias, e impulsar la inclusión social y el desarrollo productivo en comunidades dispersas y de difícil acceso.

Asimismo, los tambos son espacios de acercamiento entre el Estado y la comunidad rural. Promueven la participación activa y compromiso de la población en la cogestión de servicios públicos. Brindan un espacio físico para la reunión comunal, fortaleciendo la organización social y la cohesión comunitaria. También facilitan el acceso a programas sociales, créditos productivos, campañas de salud, educación complementaria y servicios registrales. Apoyan la formación educativa, técnica y de habilidades blandas mediante iniciativas como «Aprendo en Tambo». Además, impulsan el desarrollo productivo a través del fortalecimiento de capacidades y acceso a mercados, contribuyendo a reducir la brecha de exclusión social al integrar a las poblaciones rurales alejadas en redes de servicios y desarrollo.

Bajo este contexto, por iniciativa de la junta directiva de la comunidad nativa Alto Shambuyaku, liderada por su APU, el señor Claudio Salas Salas, y con el apoyo de los estudiantes de las Escuelas Profesionales de Arquitectura y Turismo de la Universidad Nacional de San Martín – Tarapoto – Lamas, liderados por los docentes Karina Rengifo y Tomás Cotrina, y en el marco de un proyecto de Responsabilidad Social Empresarial, se construyó un tambo comunal siguiendo técnicas ancestrales, utilizando troncos, palos y hojas para el techo.

La construcción duró tres días, en los que el pueblo participó activamente y los estudiantes aprendieron los procesos constructivos tradicionales de la comunidad kechwa de Alto Shambuyaku. Esta iniciativa generará múltiples impactos estructurales más allá del tambo, fomentando la construcción de ciudadanía, el fortalecimiento del capital social y promoviendo el desarrollo integral de comunidades rurales vulnerables.

¡JUNTOS… SÍ SE PUEDEN HACER GRANDES COSAS!