Historias de Tarapoto, 39

Por Willian Gallegos Arévalo

La suma de lo que hacen los ciudadanos, al final de cuentas, se convierte en la historia de los pueblos, y Bertolt Brecht lo describe maravillosamente en su poema “Preguntas de un obrero ante un libro” y, por eso mismo, vamos a describir una breve semblanza de Oscar Pinedo Piña, un inmigrante que se afincaría, en tierna edad, en Tarapoto, al comenzar la década de los cincuenta del siglo pasado.

A mediados de los años sesenta del siglo pasado, un personaje me llamaba la atención, por su figura, su actitud serena y por su don de gentes y el trabajo dinámico que hacía en su camioneta que circulaba en Tarapoto, además de la carroza de Víctor Quintana, este una figura clásica en la ciudad vendiendo leña y agua a una ciudad que solo se surtía de este líquido de los pozos de El Fondero y El Achual.

Oscar Pinedo Piña (Rioja, 20 de octubre de 1939) llega tempranamente a Tarapoto, a los once años. Era alcalde de la ciudad don Julio Samaniego Paz, gobernaba Manuel A. Odría, y ya la ciudad contaba con su moderno hospital y en Juan Guerra funcionaba la Granja El Porvenir, después que el gobierno le expropiara sus terrenos a don Bernardino Lazo, natural de Ambo, Huánuco, que se casó con Rosario Paredes Rengifo. Oscar Pinedo termina su educación primaria en 1952 en la actual escuela JARA donde su maestro fue don Diómedes Pinchi Panduro. En ese año, la Municipalidad de Tarapoto había dispuesto el secado de la cocha del Suchiche, y los alumnos, como parte de su contribución al desarrollo de la ciudad, acarreaban piedras desde la quebrada del Shilcayo. En esos años las fajas marginales de las quebradas todavía pertenecían a la comunidad. Don Oscar Pinedo nos relata que, a pesar de todas las piedras que se echaban a la cocha no se secaba porque era una vertiente que, al final de cuenta, perdimos.

Desde 1953 don Oscar reside en Lima y termina su secundaria en la Gran Unidad Escolar Melitón Carbajal. Trabajó en farmacias y, finalmente, en la Backus y Johnston de donde renuncia y, con su jugosa indemnización, compra su primera camioneta marca Chevrolet y a inicios de los sesenta lo trae a Tarapoto en balsa por la ruta de Tingo María y lo desembarca en el conocido Puerto Arce. En 1971, con Héctor “Mazo” Navarro Flores y Carlos Corcuera Rodríguez, forman el primer Comité de Taxis Nº 01 que hacía la ruta Tarapoto-Rioja. Posteriormente compraría siete carros nuevos marca Toyota a Héctor Feijoo que importaban desde Japón y los recogía en el puerto de Yurimaguas.

En Tarapoto, don Oscar, nuestro protagonista, constituiría una sólida y honorable familia emparentándose con los poderosos Arévalo al contraer matrimonio con Cora Arévalo Maldonado, hija de Víctor Manuel Arévalo Reátegui. Su residencia en Tarapoto, como todos los emprendedores que se formaron en esta ciudad, contribuyó a engrandecerla y hacer de esta urbe, tan dinámica y a la vez explosiva. Como escribí en el segundo párrafo de esta nota, la personalidad de don Oscar Pinedo era algo que no podíamos dejar de destacar y elogiar. (Comunicando Bosque y Cultura).

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