El 25 de marzo se conmemora el día de los derechos del niño por nacer, una fecha para reflexionar acerca de la importancia de la protección de la vida previa al nacimiento y la misión de la mujer en este rol tan sublime y divino. Su misión como creación se proyecta, y es la mujer aquel ser misterioso y noble que vemos como madre, esposa, hija, amiga, un sin fin de particularidades que cada una tiene.Por eso la mujer está llamada a ser parte de este plan divino de la creación la que lleva en lo más profundo de su alma todos los dones para que la semilla humana pueda germinar, y dar ese fruto tan anhelado, siendo las gestadoras de una nueva raza, de una nueva cultura y de nuevos mundos. El valor tan grande que tiene por el solo hecho de ser mujer y la misión tan extraordinaria que está en sus manos, es porque ella posee algo tan maravilloso como es el Amor.
Esta celebración no puede pasar desapercibida por los obstetras profesionales a la vanguardia de la salud de la madre y el niño por nacer, pues gran parte de su quehacer profesional lo dedican a ese Ser, esencia pura, que se está formando durante la gestación, brindándole atención especializada para garantizar su salud y, por consecuencia, su vida. Desde luego, el rol del obstetra para proteger la vida y la salud del niño por nacer y su madre no empieza con el embarazo, sino mucho antes que este se determine; es decir, trabaja con los niños, los adolescentes, las familias en cuyos planes de vida se establezca un embarazo, una familia, esta es la gran oportunidad de la etapa preconcepcional.
Desde el colegio profesional de Obstetras articulado a otros sectores se está trabajando para que la gestación sea una oportunidad de desarrollo para la madre y el Niño por Nacer.
Al apostar por la vida, apostamos por una generación constructora de un gran país., en ese sentido una Nación que defiende a sus miembros más vulnerables e inocentes como son la madre y la persona por nacer que la acompaña desde su seno materno, es un país que quiere ciudadanos con una vida más saludable para todos.
Bendita mujer en quien reconocemos la existencialidad de la vida y su hermoso cuerpo físico durante el embarazo arrullando al niño o niña por nacer.