Columna: Escenario político.
Nombre: Carlos Job
Correo: [email protected]
Analista Político.
Tengo una fe inquebrantable que esta será una semana santa de mucha reflexión en Cristo. Millones de personas conmemorando el nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesucristo en diferentes maneras, idiomas, lenguas, formas o credos posibles.
Es que leer las escrituras, estudiar el antiguo testamento y escudriñar el nuevo testamento para resumir la maravillosa y grata noticia que hubo un hombre – nacido en un pesebre en la ciudad de Belén, perseguido por la autoridad de turno; de una mujer virgen y cuyo esposo tuvo que tener por revelación la noticia de la concepción de su esposa María – que cambió y dividió la historia en la tierra por mandado desde los cielos.
En mi corto entendimiento, Jesús tuvo 3 años de gran trabajo en su ministerio, curaba enfermos, predicaba la palabra, enseñaba a sus discípulos el evangelio de Dios. Rompiendo muchas veces con los clásicos religiosos de aquel contexto, quienes oraban en las sinagogas solo para visión y gusto del hombre.
En este tiempo de semana santa, también revivo esa pasión y muerte de Jesucristo. ¡Morir por otros! Esa frase tan corta – pero al mismo tiempo inmensa y compleja – siempre me embargó de profundos pensamientos de agradecimiento.
Seguramente en estos días de la semana santa miraremos diferentes películas, las clásicas para algunos y las nuevas producciones para otros y eso va de la mano con lo señalado anteriormente entre el nuevo y el antiguo testamento.
Porque antes y después de Cristo existen hombres y mujeres que han contribuido con el mensaje de la fe en todo el continente y por el transcurso de toda la humanidad.
Me gusta mucho los escritos que hablan de la fe de Abraham, el testimonio de José quien después de ser vendido como un esclavo se consolidó como gobernador de Egipto. La preparación de Moisés, Arón su hermano y Séfora su esposa.
En el antiguo testamento, también se habla de las proezas de Jedeón, de Samuel ungiendo Reyes. Del rey David y de su hijo Salomón que aún, y a pesar de las circunstancias, mantenían un corazón que agradaba a Dios.
No podía dejar de señalar a Nehemias y últimamente referirme al diferente Odeb-edom geteo.
En el nuevo testamento, sabemos mucho sobre los discípulos de Jesús pero, en particular, son las escrituras de Saulo de Tarzo quien se llamaría Pablo las que me han hecho reflexionar muchísimo sobre el devenir de muchas actuaciones.
Siempre hablo de que el apóstol Pablo da el mensaje para los circunscritos y los incricunscritos, esto es poderoso porque no hace diferencia alguna entre seres humanos.
Me gustan mucho sus cartas, la preparación y amor de Pablo hacia Tito, Timoteo, Lucas y demás.
Entonces, todas estas y más narraciones del antiguo y el nuevo testamento se consolidan en una vida de 33 años de Jesús, es por eso, el título de este artículo y considerando este contexto tan importante creo que es necesario profundizar estas reflexiones con el ánimo que las familias y las personas que estamos en vida reconozcamos la dicha y gracia de nuestro señor Jesús.