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lunes, abril 21, 2025
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¡La lucha contra el cambio climático es ahora!

Tal como la fábula de la rana hervida, los humanos estamos tranquilos en nuestras rutinas diarias y nuestras peleas “ideológicas”, mientras la temperatura nos abrasa cada día más que el anterior, y la naturaleza se manifiesta en sus formas más feroces ante nuestra pasividad, como quedó manifiesta en la última Cumbre Inter Amazónica para la lucha contra la deforestación que se llevó a cabo en Brasil, en donde se reunieron los 8 presidentes que conforman este bloque amazónico. La mitad de ellos solo estuvo el primer día del evento, en donde demuestran que solo están ahí para la foto. Si bien se lograron algunos acuerdos, a decir de expertos en temas ambientales, estos no son más que discursos para la platea que en nada configuran una acción directa para enfrentar este problema. O sea, si los máximos entes con poder de decisión no toman en serio la situación de la deforestación, la escasez de agua y el cambio climático en su conjunto, las luchas de los colectivos ambientales se verán empequeñecidos ante los grandes intereses corporativos, y como pasa en el Perú, por la tala ilegal y la minería informal.

Cuando leí el libro ‘Colapso’, del científico Jared Diamond, quedé pasmado. Me preguntaba cómo nuestros líderes mundiales no ven las experiencias del pasado para, de acuerdo a eso, afrontar las situaciones actuales. El libro aborda cómo algunas sociedades del pasado sucumbieron ante desastres medioambientales provocados por ellos mismos y, otras que tuvieron éxito al enfrentarlo. Les comentó solo dos casos de éxito: Japón y República Dominicana. En el siglo XVII, Japón estaba deforestado en casi un 90%. Ante esto, el Emperador entregó un poder total a los shogunes (o jefes de los ejércitos) de cada región, y se impusieron medidas drásticas de uso de los bosques. Se prohibió la inmigración de campesinos fuera de sus lugares de origen, se realizaron inventarios forestales con un nivel de detalle sorprendente y se contrató a guardias armados para hacer cumplir todas estas normas. El caso de República Dominicana, cuando Joaquín Balaguer asumió el poder en 1961 fue más radical aún: tomó la drástica medida de prohibir todo tipo de tala comercial y clausuró todos los aserraderos del país. Esto despertó la ira de las familias ricas y poderosas, que llevaron sus aserraderos a zonas más alejadas. Aquí Balaguer tomó una medida más drástica aún. Quitó al Departamento de Agricultura la responsabilidad de hacer cumplir la protección forestal, trasladándola a las fuerzas armadas y declarando la tala ilegal un crimen contra la seguridad del Estado. Se realizaron vuelos de reconocimiento y operaciones militares nocturnas a grandes campos de tala clandestinos. Durante este periodo la tala disminuyó considerablemente. Y eso se refleja si vemos los últimos datos. Por ejemplo, al 2021, la superficie forestal de República Dominicana es del 43% del territorio del país, y en el caso de Japón, con datos del mismo año, el 67% del territorio está conformado por bosques.

Obviamente no se quiere llegar a medidas tan extremas para resolver este problema, pero necesitamos acciones verdaderas, drásticas y, sobre todo, inteligencia de nuestros líderes para la lucha definitiva contra este flagelo que se nutre de la degradación medioambiental, y que atenta contra la vida de sociedades enteras. Enfrentar la situación del deterioro ambiental debe ser política de Estado de arriba hacia abajo. Situación difícil también, ya que nos han bombardeado tanto en los últimos 30 años con el sambenito de que “debe haber menos Estado”, que ahora este es una entidad debilitada y sin fuerzas para ejecutar medidas drásticas al respecto. Pero ha llegado la hora de tomar acciones. (Comunicando Bosque y Cultura).

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