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viernes, mayo 2, 2025
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Rumbo al 2026 con incertidumbres y miedo

La cosa pinta fea

En la última encuesta de IPE, pregunta de la gente respecto del modelo económico, el 17% apenas considera que ha sido un éxito, mientras que un grueso 67% lo considera un fracaso.

Y el 90% de la población considera que el país está gobernado por unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio.

Muchos empresarios o líderes de opinión se han quedado tranquilos al conocer la última encuesta de Ipsos que refleja que un 21% del electorado se identifica con la derecha, un 48% con el centro y un menor 14% con la izquierda. Piensan que la mesa está servida y solo falta el candidato que enarbole correctamente las banderas centroderechistas para que se haga del poder en las próximas elecciones.

Craso error. Si uno analiza más en detalle la propia encuesta encuentra  datos que apuntan, más bien, a una potencial aparición de un candidato radical, autoritario y disruptivo. En agosto del 2020, Ipsos hizo la misma pregunta de identidad ideológica y los resultados fueron muy parecidos y ya vimos cómo ganó las elecciones Pedro Castillo.

Así, preguntada la gente respecto del modelo económico establecido en la Constitución desde hace treinta años, apenas el 17% considera que ha sido un éxito, mientras que un grueso 67% lo considera un fracaso. Otra respuesta de graves connotaciones: el 90% de la población considera que el país está gobernado por unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio.

Finalmente, por si quedaban dudas del sustrato emocional ideológico de las mayorías, apenas el 8% de la ciudadanía está muy satisfecho o más bien satisfecho con la democracia.

Como remate, el 65% considera que el Perú está retrocediendo, el mayor pesimismo desde los 90 (por eso la masiva migración de peruanos al exterior).

Si después de analizar esta encuesta, hay algún candidato de centroderecha que considera que la situación se presenta propicia, es un político limitado y miope. Ni siquiera el sustrato moralmente conservador de las mayorías populares anima algún optimismo, ya que las izquierdas radicales en el Perú suelen ser moralmente antiliberales.

El grado de descontento con el statu quo es de tal envergadura que cualquier candidato que sea identificado con aquel, partirá con una inmensa carga negativa de parte de la ciudadanía. Particularmente, cualquier candidato que defienda el modelo económico, la Constitución del 93 y las libertades económicas Proinversión y Proempresa.

Se vienen tiempos políticos difíciles. El periodo Castillo-Boluarte no es solo un bache temporal que luego será superado y que volveremos a la “normalidad”.

El Perú está viviendo tiempos de incertidumbre y su futuro es incierto y poco predecible teniendo en cuenta el comportamiento de los actores de la política nacional y el actuar desarticulado de los poderes del Estado.

Es una realidad la complicidad del Congreso con el Ejecutivo actual que buscan permanecer flotando en el poder sin importarles poco o nada cual será el porvenir peruano.

Condición esencial de un buen gobernante es tener la visión necesaria para saber adónde llevar al País y todo parece indicar que la Sra Boluarte no tiene idea donde nos llevará ni mucho menos como lo hará ya que si nos basamos en las decisiones que toma día a día nos da una idea de que no conoce las tareas por realizar ni con quien las hará.

Si por otro lado analizamos al Congreso no es difícil diagnosticar que no son garantía de un buen futuro y el desempeño de sus integrantes mochando el sueldo de sus trabajadores, sus componendas para elegir directivas y comisiones deja mucho que desear y no nos da ninguna esperanza de que sean parte de la solución.

En cuanto el poder judicial donde fiscales no denuncian o lo hacen mal y jueces no sentencian adecuadamente tampoco garantizan un correcto proceder en el impartir justicia y eliminar o neutralizar las amenazas latentes en la población como son la inseguridad ciudadana, el narcotráfico, la trata de personas y la minería ilegal.

La única posibilidad que tenemos los peruanos está cifrada en unas nuevas elecciones, sea un adelanto o las del 2026, donde elijamos correctamente nuevos congresistas y nuevo presidente y para ello los medios de comunicación serán vitales en difundir propuestas y programas de gobierno que puedan discutirse en los debates correspondientes, así como también las hojas de vida debidamente investigadas y confirmadas de los candidatos

Es conveniente resaltar que la suerte parece echada, iremos a nuevas elecciones sin las reformas necesarias a nuestro sistema político

Un camino al 2026 sin reformas vs. adelanto de elecciones

La coyuntura existente y la alianza cómplice entre el Ejecutivo y Legislativo harán que tengamos que soportar a ambos hasta el 2026, por ello no es difícil predecir que tendremos una economía en caída, una pobreza en aumento, un deterioro de las instituciones y la conducción de los poderes del Estado, sus ministerios e instituciones a cargo de gente poco preparada y muchas veces carentes de principios y valores como podemos apreciar en la actualidad en las comisiones del Congreso, instituciones del Estado, Gobiernos locales y regionales.

Este panorama no vislumbra las reformas políticas que nos garanticen un cambio en las elecciones del 2026 demanda necesariamente un adelanto de elecciones para el 2024, aún sin estos importantes cambios, para aprovechar estos dos años con un nuevo presidente y nuevos congresistas, provenientes de nuevos partidos inscritos últimamente, que lleven a cabo las reformas necesarias y obtener mejores representantes para el 2026.

Con este nuevo Congreso 2024 se deberá legislar lo necesario para lograr una mayor participación de los jóvenes, constituir nuevos partidos políticos, con otro tipo de líderes que no perciban a estas agrupaciones como empresas donde ellos como dueños hagan lo que se les viene en gana para satisfacer sus intereses personales y continuar llevando al Congreso a gente que paga su participación en las campañas electorales.

Debemos aspirar partidos serios, con ideología, bien conformados y filtrados que permitan contar con gente proba y calificada como lo demanda un país tan rico, generoso y con un potencial tremendo en el escenario regional y mundial.

El periodista y analista político Juan de la Puente señala: » El debate alrededor de la propuesta para el adelanto de elecciones traslada el discurso de la élite desde la natural incertidumbre hacia el miedo y la demanda de orden. Es una ruta también natural en un país que, según el historiador Jorge Basadre, en momentos de grave tensión, sus líderes han elegido el orden y despreciado la libertad, como si fuesen opciones contrapuestas» refiere.

Finalmente, un mensaje a los conformistas que pretextando una “supuesta estabilidad” quieren mantener un statu quo post Castillo para continuar con sus negocios particulares, interactuar con los mismos actores políticos y decirles que serán responsables de la pérdida de dos años del quehacer nacional. Fuentes: IPE -Ipsos- Infobae.

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