Por: Aleardo Ferrando Ruíz – Educador
La COP es la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que acaba de clausurar su reunión anual N° 28 en Dubái – Emiratos Árabes Unidos. Nada que celebrar. Durante 28 años, representantes de los gobiernos, de las principales economías del mundo han venido reuniéndose para hablar de lo mismo: el calentamiento global sin llegar a compromisos firmes y acuerdos vinculantes que obliguen a las partes (los países) a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero. Esta reunión, la 28, pasará a la historia como las 27 anteriores, como una reunión de buenas intenciones ya que no hay mecanismos, ni instrumentos para obligar a los países industrializados y altamente contaminantes, a cumplir taxativamente los compromisos.
El Protocolo de Kioto de 1997, que acordó reducir en un 5% las emisiones de gas, o los Acuerdos de París de 2015 que votó “limitar el aumento medio de la temperatura global a 2 grados centígrados y, redoblar esfuerzos para no superar la cota de 1,5 grados a final de este siglo” no pasaron de ser buenas intenciones y aunque la Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirme que estamos a punto de lograr el objetivo, para el Sec. General de la ONU Antonio Guterres, es todo lo contrario. En el acto de clausura afirmó: “El tiempo corre, estamos perdiendo. Las emisiones de gas invernadero siguen aumentando, la temperatura global sigue aumentando, Nuestro planeta se acerca rápidamente a puntos de inflexión que hará que el daño climático sea irreversible. Estamos en una carretera al infierno climático con el pie en el acelerador”. Los terremotos, huracanes, incendios forestales, inundaciones, inviernos cada vez más fríos, veranos intensamente calurosos, no sólo confirman lo dicho por Guterres, son, además, los estertores de un planeta que está siendo ferozmente depredado por las transnacionales imperialistas y los grupos de poder político y económico.
En nuestro país, a pocos días de clausurada la COP 28 los Congresistas aprueban una Ley Forestal que va en sentido contrario a la necesidad de frenar el calentamiento global, legaliza la deforestación masiva de los bosques amazónicos, avasalla los derechos de los pueblos indígenas que defienden y protegen sus territorios ancestrales, amenaza con la extinción de la biodiversidad. Esta ley es un atentado criminal contra nuestras Amazonía y los pueblos originarios. Está al servicio del gran capital, del grupo Romero y de delincuentes ambientales que no vacilan en asesinar a los indígenas defensores y guardianes de nuestras Amazonía, como es el asesinato impune hasta hoy, de Quinto Inuma Alvarado, el 29 de noviembre justo un día antes del inicio de la COP28.
Las repercusiones económicas negativas van a afectar a miles de productores del cacao y café, la mayoría de ellos de la Región San Martín en tanto que, el parlamento de la Unión Europea ha prohibido a sus miembros, importar productos que tengan origen en áreas deforestadas.
Hay un pueblo y un movimiento despierto y sensible así, la Plataforma de Pueblos Indígenas para enfrentar el Cambio Climático (PPICC) afirman que utilizarán todas las vías existentes para lograr la derogatoria; en esta misma línea lideres nativos se reúnen en Tarapoto para rechazar las modificaciones y sumar esfuerzos por la derogatoria. Los pueblos de San Martín están juntando firmas para exigir la derogatoria de esta ley antiforestal y anuncian movilizaciones. En Lima se harán plantones de protesta. Una ciudadana identificada como Angela Pautrat Oyarzun presentó una denuncia constitucional contra el presidente del Congreso Alejandro Soto y el 2do. vice presidente Waldemar Cerrón quienes, festinando trámites, promulgaron la ley.
Son las primeras acciones y deben surgir otras más porque ésta, no es sólo una lucha de los pueblos amazónicos, es una lucha continental y mundial. se trata de defender el planeta y con ella la supervivencia de la humanidad. Recordemos a Greta Thunberg, una adolescente sueca que con su actitud ha sido capaz de generar una movilización a escala mundial por la defesa del medio ambiente y el cambio climático.
Hay que incorporar a nuestras demandas la exigencia de que el congreso desarchive los Acuerdos de Escazú y lo ratifique. Son los acuerdos firmados en Escazú-Costa Rica por 24 países de América Latina y el Caribe, con la condición de que los acuerdos, para ser incorporados a la legislación de cada país, sean ratificado por sus respectivos congresos y el nuestro fue uno de aquellos que lejos de ratificarlo, lo archivó en octubre del 2020 y nuevamente, priman los intereses económicos de grupos de poder y delincuentes ambientales. La indolencia del Ejecutivo y su ministerio del ambiente es clamorosa.