Increíble que haya pasado tanto tiempo. Son seis años de tanta muerte. Increíble que a pesar del tiempo que ha pasado, no ha habido la capacidad de reflexión por parte de los que nos gobiernan, más aun cuando quien entró, lo hizo porque el país quería que se reinvindique a tanto olvidado.
Pero no, si antes ni siquiera se les elevaba a la categoría de ciudadanos, hoy a los aborígenes, nativos, indígenas de nuestra patria y a todo aquel que luche, se le llama terrorista, como si no supiéramos que ese pretexto ya caducó hace más de 20 años. Y nadie le ha dicho tampoco a Ollanta que lo elegimos porque pensábamos que nunca iba a utilizar esos adjetivos, pero se ha convertido en lo mismo que tanto odiaba.
He sido testigo de los hechos horrendos de Bagua. Llegué a esa ciudad justo cuando explotaba el desastre y el recuerdo es infinito. Cada vez que veo que en una ciudad del país la muerte, en forma de abuso del Estado, se instala, se repiten las mismas imágenes, las mismas agresiones y las mismas mentiras, como el coro de una tragedia de eterno retorno.
Policías y nativos, mestizos y cobrizos, forman parte de esa masa obligaba a enfrentarse.