Por Willian Gallegos Arévalo
“La misma hembra, pero con diferente calzón”. Pues esta frase coloquial se le podría aplicar a lo que viene sucediendo con Wasi Mikuna, un programa de asistencia alimentaria que reemplazó a Qali Warma después de lo ocurrido con los alimentos basura que la corrupción política destinó a los escolares del país. Qali Warma reemplazó al anterior PRONAA, creado en 1992, en el gobierno de Alberto Fujimori. Lo ocurrido con Qali Warma y Wasi Mikuna es un indicador del nefasto, desastroso, corrupto y frívolo régimen de Dina Boluarte, el peor de nuestra historia republicana. Otros gobiernos del pasado también fueron criminales y corruptos, pero supieron corromperse con “decencia”.
¿Quiénes son los verdaderos ganadores en los programas sociales que ha creado el gobierno? ¿Quiénes son los que realmente salen ganando en todos los proyectos o programas sociales públicos y privados que existen y que dicen “apoyar” a los más necesitados? El sacerdote Gastón Garatea Yori diría alguna vez que los que verdaderamente ganan son los funcionarios; y, por extensión, los ejecutivos de los programas sociales privados que resultan ser los auténticos favorecidos mientras dicen “luchar” por los pobres.
En mi post en el Facebook puse un mensaje provocador, dirigido a las congresistas actuales por la Región San Martín, en el sentido que debe volverse a los refectorios escolares, creado en el año 1920, durante el gobierno de Augusto B. Leguía, que fue modificándose en los siguientes gobiernos. Los refectorios fueron un programa de asistencia alimentaria que consistió en proporcionar almuerzo a los escolares del nivel primario y continuó hasta el segundo gobierno de Manuel Prado Ugarteche. En Chazuta, se disfrutó de este servicio hasta 1961, por lo menos. Fui uno de esos alumnos privilegiados.
Los refectorios escolares, tal como los conocí y disfruté, eran servicios de almuerzos y lo prestaban familias seleccionadas para cada periodo o temporada corta que, usando insumos mayormente locales. proporcionaban almuerzos de primer nivel. La escuela proporcionaba a la familia prestadora de dicho servicio la vajilla completa, desde las ollas hasta la cubertería; o sea, los utensilios completos del servicio. La mesa se parecía a la de un hotel de lujo parisino y donde se ponían en práctica las reglas de Manuel Antonio Carreño. Aunque parezca broma, digo que en estos refectorios ´se comía como gente´. Ya describiré cómo eran esos momentos, pues en la inmensa mesa del ágape coincidíamos los estudiantes de ambos sexos, y ya se imaginan ustedes…
Los refectorios escolares serían ahora la oportunidad ideal para potenciar nuestros recursos locales dentro de la estrategia de la agricultura familiar, de la que se solamente se habla y discursea. El Comité de Gestión Regional Agrario (CGRA) podría aprobar una propuesta y hacerla llegar a las tres congresistas, porque este estamento es un espacio estratégico intergubernamental para impulsar el proceso de descentralización y del que aún no se han enterado ni los alcaldes ni el gobernador regional. Solo hay que romper esquemas, dejar los miedos, el discurso vacío y otras tonterías. (Comunicando Bosque y Cultura).