Por Willian Gallegos Arévalo
Los que tienen el privilegio de dirigir el desarrollo de los pueblos se olvidan de lo más importante: gestionar y gobernar. Realmente no es que se olvidan, sino que nunca han entendido el significado del desarrollo. Los alcaldes probablemente nunca lo sepan. Aquí está la tragedia.
En cierta oportunidad, después de hacerle llegar a una autoridad edil ideas y que solo con esas hubiera pasado a la historia, conversé con el gerente municipal para insistir en los temas y lo primero que me dijo fue: “Willian, tú debes entender que en esta Municipalidad no hay trabajo para ti”. Había tenido ciertas esperanzas de que, habiendo trabajado con el tipo en una entidad pública, este tendría criterios más amplios para discutir asuntos de gestión, de desarrollo y de políticas. Pero se comportó de acuerdo al “prestigio” que tenía: rutinario, acomodaticio, sin iniciativas, solo tramitador y hacer las cosas mecánicas del trabajo. Me hizo recordar la experiencia con un ingeniero mecánico, que creí era amigo mío, y que con su secretaria me hizo decir que para que el sujeto me reciba tenía que solicitarlo por escrito (experiencia de 1997).
Una de las propuestas que le presenté a la autoridad edil fue el tema de los espacios públicos, problema que en la ciudad de Tarapoto es tremendamente jodido y casi complicado y que afecta la calidad de vida de los ciudadanos. Se ha pretendido “solucionar” este caos vehicular en la urbe utilizando los camiones del SAT para “levantar” todos los vehículos que se encuentran mal estacionados violando las disposiciones caprichosas de la autoridad edil, que no es sino
una forma de fastidiarnos la vida, cuando existen otras estrategias para solucionar o llevar el problema a una situación mínima. Sobre este tema, y otros, quería conversar con el gerente. y terminó enviándome al desvío con el cliché de siempre: ya habían pensado en cómo solucionar el problema. “Te llamamos”. Me dejaron “Condorito”.
Ninguno de los alcaldes ha comprendido que el poder político y administrativo que tienen es inmenso. Las leyes dadas durante el gobierno de Toledo para impulsar y consolidar el proceso de descentralización, les da facultades extraordinarias, pero estos señores siguen con los criterios, procedimientos y paradigmas de hace cien años. Y los funcionarios son burócratas que solo abonan al ego del alcalde o de la alcaldesa. Por cierto, es comprensible que los funcionarios quieran conservar sus puestos de trabajo: ellos también saben comer. Pero hay maneras y estrategias….
Solucionar el problema de los espacios públicos de Tarapoto es de prioridad y haría de esta bella urbe una ciudad amigable. Exigir otras mejoras y cambios, para hacer la revolución urbana de esta ciudad es como pedirle peras al olmo. (Como en cierta escena de “Los caquitos”, cuando el Botija le dice al Chómpiras (dos asaltantes de bancos): “Chómpiras, es tu turno; ahora a ti te toca pensar para los siguientes atracos”, y este contesta, entre compungido y contrito: “Me pides demasiado”). Así estamos. (Comunicando Bosque y Cultura).