La prevención no es una moda. Es una responsabilidad.
¿Y tú, estás preparado?
El sismo que sacudió Lima el domingo ha sido un nuevo llamado de atención -quizás uno más de los tantos- que pone sobre la mesa una realidad insoslayable: En Perú no estamos preparados para enfrentar una emergencia sísmica de gran magnitud. El movimiento telúrico, que activó las alarmas y nos recuerda que las fallas estructurales y la desidia institucional siguen siendo un riesgo latente
Tras cada sismo, los voceros del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI), los especialistas en gestión de riesgos y los medios de comunicación repiten la misma palabra: prevención, pero esta expresión, tantas veces invocada, parece aún no formar parte del ADN del ciudadano ni de las autoridades.
Se habla de mochilas de emergencia, de identificar zonas seguras en casa, de simulacros y de construir con responsabilidad. Pero todo queda en el discurso si no se fiscaliza la edificación en terrenos inadecuados o si se permite que las viviendas sigan levantándose sobre rellenos sanitarios, quebradas activas o laderas sin estudios de suelo.
San Martín y Alto Amazonas: los ejemplos que duelen
En la región San Martín, los ejemplos de esta amnesia preventiva sobran. Durante los meses de lluvias, las inundaciones azotan zonas ya conocidas y mapeadas como vulnerables. Atumplaya en el Alto Mayo, Huimbayoc, Papalaya en la Provincia de San Martín, Lagunas, Barranquita, San Lorenzo en Loreto, como muestra son escenarios reiterativos de crisis, sin embrago la autoridad no se corrige, pudiendo hacerlo, el ciudadano no aprehende porque no le viene en gana, así de simple.
Sin embargo, la expansión urbana avanza sin planificación, exponiendo a cientos de familias a riesgos evitables.
En Moyobamba, es común observar viviendas construidas sobre barrancos rellenados. El caso del sector Tumino 2 es emblemático: allí se sigue construyendo pese a las advertencias técnicas y los derrumbes previos. ¿Y la fiscalización municipal? Brilla por su ausencia.
En Lamas, la situación no es menos preocupante. En el histórico barrio indígena Wayku, funciona el colegio bilingüe “Carlos Bruzzone”, que alberga a más de cien niñas y niños en una infraestructura que ha sido declarada inhabitable hace más de diez años. Pese a múltiples informes, alertas de Defensa Civil y solicitudes de intervención, la escuela continúa operando, exponiendo diariamente a sus estudiantes a un posible colapso ante un nuevo sismo. ¿Cuántos años más de advertencias harán falta para que se actúe?
Prevención no es solo hablar, es actuar
Desde el Estado se insiste en la importancia de educar a la ciudadanía sobre cómo reaccionar ante un sismo. INDECI y otras instituciones realizan campañas de información, simulacros y capacitaciones comunitarias. Pero mientras eso sucede, el presupuesto para reforzar escuelas, centros de salud y viviendas sociales avanza a cuentagotas. Los gobiernos regionales y municipales no priorizan los planes de gestión de riesgos ni actualizan sus mapas de peligro. La prevención no puede seguir siendo solo un slogan que se repite tras cada desastre.
Y en el lado ciudadano, el problema es también serio.
Se construye sin permiso, sin ingenieros, sin criterio. La informalidad domina incluso en ciudades que han sufrido terremotos en el pasado. Nadie recuerda que Moyobamba y Lamas ya fueron golpeadas por sismos destructivos. Como si no hubieran aprendido nada.
Comunicar con responsabilidad, enseñar con el ejemplo
Los medios de comunicación también tienen un rol clave. Lamentablemente, muchos solo reaccionan tras una tragedia. Llenan horas de programación con imágenes dramáticas, debates banales y hasta bromas absurdas en redes sociales. Pero callan o minimizan las denuncias sobre la falta de fiscalización, las obras mal ejecutadas o los colegios que están a punto de colapsar
Fortalecer la prevención no es solo repartir mochilas de emergencia o hacer un simulacro cada seis meses. Es, ante todo, formar conciencia, actuar con firmeza y hacer cumplir las normas. En cada nivel: desde el hogar hasta el gobierno nacional.
El sismo de Lima no dejó daños graves, pero la próxima vez podríamos no tener la misma suerte. En San Martín y en todo el Perú, es momento de que la prevención deje de ser una promesa y se convierta en una práctica diaria, sostenida y vigilante. Porque el verdadero desastre sería no haber hecho nada, teniendo todas las advertencias a la vista.
Prevención en alerta roja: San Martín sigue en riesgo: ¿Qué tan preparados estamos para un sismo o una inundación? A pesar de vivir en una región vulnerable, los errores se repiten y la prevención sigue siendo una promesa incumplida.
Construcciones en zonas de alto riesgo
Nítido ejemplo: Moyobamba – Tumino 2, con viviendas levantadas sobre barrancos rellenados. Aquí nunca hubo estudios de suelo ni fiscalización. ¿Esperamos otra tragedia para actuar?
Lamas Escuela que podrían colapsar: Colegio Bilingüe “Carlos Bruzzone”
con más de 100 niños y niñas en riesgo y una infraestructura declarada inhabitable hace más de 10 años, No ha sido rehabilitada ni parece que existe proyecto para una nueva infraestructura. La educación no puede darse en ruinas.
Inundaciones que se repiten cada año:
Región San Martín y Alto Amazonas (Moyobamba, Rioja, Bellavista, Bajo Huallaga, Barranquita y Lagunas), son algunos ejemplos donde casi todos los años, las historias se repiten “Familias afectadas cada temporada de lluvias, asentamientos en zonas inundables sin obras de defensa, alta de drenaje urbano y control de expansión urbana”. El agua siempre vuelve… pero la prevención no.
¿Qué falta? Fiscalización real de obras y construcciones. Inversión urgente en infraestructura educativa y de salud. Educación comunitaria continua sobre gestión de riesgos. Mapas de peligro actualizados en cada distrito.
Hernán Tavera, presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP): “Cuando uno analiza un mapa de sismicidad del Perú, se da cuenta que los sismos ocurren en todo el territorio nacional, lo que subraya la necesidad de fortalecer la cultura de prevención en todo el territorio nacional”
Tavera explicó que, aunque los sismos de mayor magnitud suelen ocurrir frente a la costa, otras regiones del interior también registran con frecuencia eventos sísmicos significativos. Departamentos como San Martín, Cusco, Arequipa, Moquegua, Tacna, Junín y Áncash figuran entre las zonas donde se ha documentado una alta actividad sísmica, en algunos casos asociada a fallas tectónicas internas reactivadas.
Tavera, haciendo hincapié en que casi ninguna región está exenta del riesgo. “Todas las áreas urbanas que existen en nuestro país, históricamente, han sido afectadas directa o indirectamente por la ocurrencia de un evento sísmico”, añadió.