Por Buenaventura Ríos Ríos
En la madrugada del viernes 13 de junio del 2025, sorpresivamente la Fuerza Aérea de Israel bombardeó el territorio de Irán, destruyendo las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán, así como, bases militares, provocando la muerte de algunos mandos militares y de científicos. El ataque, según se dijo, fue preventivo, porque el régimen de los ayatollah había enriquecido uranio hasta en un 60%. Irán respondió bombardeando algunas ciudades de Israel con misiles balísticos, que luego de cruzar el Domo de Hierro, algunos dieron en el blanco.
Este es un enfrentamiento entre las dos naciones que son potencias en el medio oriente. Israel con una población 9 millones 850 mil e Irán con una población cercana a los 92 millones 400 mil, es decir, diez veces más población que Israel. No tienen frontera común y sus territorios están separados por 1 789 kilómetros; de manera que no hay manera de que sus fuerzas armadas se enfrenten directamente. Pero, comparemos el poderío militar de cada quien según el índice Global Fire Power (GFP):
(*) Se afirma que Israel posee 90 bombas atómicas.
En cantidad, Irán tiene más efectivos, lanzacohetes, vehículos y tanques, navíos, pero al no tener frontera común y la poca posibilidad de movilizar a su ejército sin ser detectados, esa superioridad no es relevante. Israel por su lado, que tiene enemigos en todos los frentes de su frontera, compensa esa relativa debilidad con presupuesto, tecnología y la experiencia de sus efectivos militares.
La superioridad de la Fuerza Aérea israelí fue decisiva para liquidar a la fuerza aérea iraní, sus aeropuertos, infraestructura y aviones de guerra, apoderándose literalmente del cielo persa, incluso bombardeando las centrales nucleares de Fordow (fortaleza de concreto a 100 metros de profundidad), Natanz e Isfahán, causando daño solo en la superficie. Por lo que el primer ministro Benjamín Netanyahu requirió la presencia militar de los Estados Unidos de América. Por lo expuesto, podríamos afirmar que entre Israel e Irán existe una guerra simétrica por la paridad de sus fuerzas armadas.
A la 01:10 horas del domingo 20 del mes en curso (hora de Irán), una flota de 125 aviones, entre ellos siete bombarderos B2 Spirit, de EEUU, ingresaron al espacio aéreo iraní, sin ser detectados por los radares, soltando catorce bombas pesadas GBU-57 (14 toneladas), que cayeron del cielo y se incrustaron 60 metros bajo tierra y explotaron, destruyendo las centrales nucleares de Fordow, Natanz e Isfarán. Lo que no pudo hacer la aviación israelí la hicieron lo gringos en 15 minutos.
Lo que acabamos de describir es propia de una guerra asimétrica, porque enfrenta a una superpotencia como EEUU, que tiene armas de guerra (aviones, drones, barcos, submarinos, misiles, etc.) atómicos, automatizados y guiados por inteligencia artificial, frente a otro país que, como Irán, también posee armas y recursos, pero resultan arcaicas y limitadas frente al poderío militar y tecnológico de una superpotencia.
Mención aparte merece el esfuerzo iraní por enriquecer el Uranio 235, habiendo logrado hacerlo en un 60%, necesitando elevarlo al 90% para poder desarrollar la bomba nuclear; los especialistas dicen que estaban muy cerca. Para uso civil, en centrales nucleares, solo requiere enriquecer el material radiactivo hasta en un 5%. ¿Qué hacer?, ¿Cómo enfrentar militarmente a una superpotencia que posee armas letales como los bombarderos B2 Spirit y las bombas GBU-57? Tal vez habría que recurrir a la guerra híbrida, pero ese es otro tema.