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sábado, junio 28, 2025
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Frida Kahlo, con furia quiso vivir, pintar y hacer el amor (Segunda entrega)

Conocida simplemente como Frida Kahlo (México 1909 – 1954), fue una pintora mexicana, militante comunista de obra y vida excepcional. Sus 150 pinturas tratan de autorretratos, abortos, amputaciones y múltiples operaciones que tuvo que soportar.

Elena Poniatowska y Heyden Herrera son las que más fidedignamente escribieron sobre ella. Repacemos algunos pasajes de su vida, narrados por Elena Poniatowska en primera persona, como si lo hiciera la propia Frida.

Con furia quise vivir, pintar y hacer el amor

“Me jalaban del pescuezo, me estiraban las vértebras con tracción, oía yo tronar los huesitos como de pollo. Muchas veces me quise morir, pero también, con furia, quise vivir, pintar y hacer el amor. Pintar era como hacer el amor. Cuando me casé con Diego me llegó una felicidad caliente, reíamos, jugábamos. Él recordaba todas las travesuras de “Los Cachuchas”. En el Anfiteatro le pregunté: «Maestro, ¿le molesta que lo vea pintar?». Contestó que al contrario. En otra ocasión al verlo pasar, le grité: «¡Qué ganas de tener un hijo de Diego Rivera!».

Fui una amante violenta y tierna

“Ya casada me convertí en doña Frida Kahlo de Rivera. Diego era un macho, tenía otras viejas y tuve que apechugar, toda la vida amante tras amante. Cuando se enamoró de María Félix, sufrí mucho. Yo también tuve otros amores, fui una devoradora. Fui tras del que me gustaba o de la que me gustaba, fui una amante violenta y tierna. Yo nací para fregar, pero la vida me fregó. Todavía creo en mí y en la vida.”

Enloquecían con mis obras

“Cuando tuve mi exposición en la Galerie Pierre Colle, organizada por André Breton en París, asistieron muchos franchutis. Me dio gusto aparecer en Vogue. Los pinches franceses dijeron que era yo extravagantemente hermosa. En México nadie volteaba al verme en la calle, para México y para Coyoacán no era yo sino una coja. Nunca pinté con descuido, así nomás. Todo lo repasaba una y otra vez hasta que cada tono saliera a la superficie exactamente como yo lo quería. Pinté cada uno de los pelitos más finos de mi bigote. Las raíces y las flores entretejieron su savia y se encontraban dentro de la tierra. Las frutas eran tentadoras, llenas de agua, cachondas, lujuriosas.”

Esta que ves, no cree que Dios exista

“Ésta que ves, en su silla de ruedas, es la madre de Diego, su amante, su hija, su hermana, su protectora, su guía. Ésta que ves, no cree que Dios exista, porque si existiera no habría sufrido tanto. Si Dios existiera mi padre no habría tenido epilepsia, Diego nunca me habría puesto los cuernos ni yo a él y ahora tendría un hijo suyo. Esta que ves, murió el 14 de julio de 1954 y fue incinerada. Ésta que ven ha regresado al polvo. Han desaparecido sus olores, sus calzones, el espesor de su carne, el rojo de sus uñas, la brillantez, la fijeza de sus ojos, su única ceja ala de cuervo a lo largo de la frente, su bigotito, su saliva, sus aceites y sus juguitos, el grosor de sus cabellos, sus lágrimas calientes, sus huesos rotos, su paleta, sus cigarritos, su guitarra, su modo de ser canto y agua y carcajada. Su dolor andando. Porque fui dolor en los corredores de geranios y helechos, frente a los murales de Diego, en la cama de baldaquino con su espejo arriba para poder verme pintar.”

Nunca debe quedarse nada sin probar

“Nunca he conocido a una mujer más cobarde que yo, nunca he conocido a una mujer más valiente que yo, nunca he conocido a una mujer más viva, nunca una más cochina, más cabrona, nunca una tan tirada a la desgracia. Nunca debe quedarse nada sin probar. Desde mi cama, desde mis corsés de yeso, de hierro, de barro, desde la tela, desde el papel fotográfico, les digo mujeres, hermanas, amigas, no sean pendejas, abran sus piernas, duerman atadas al hombro del amado o de la amada.”

Se va Frida de los pinceles rojos mojados en sangre

“Esta Frida que ven ahora se va. Se va yo misma, Frida, la Niña Fisita de Diego, la Frida de los demonios, la Frida de los pinceles rojos mojados en su propia sangre, la de los collares de piedra, la de las cadenas, la doliente, la crítica, la que oye cantar La Internacional cubierta al final con la bandera rojinegra, el martillo rojo, la hoz roja y la estrella blanca, la que sigue siendo una comunista absolutamente apasionada en el cielo.”

Bibliografía

Elena Poniatowska. Las siete cabritas. Editorial: Seix Barral. 2000
Raquel Tibol. Frida Kahlo. Una vida abierta. Editorial UNAM. 2002
Hayden Herrera. FRIDA. Una biografía de Frida Kahlo. Editorial Diana. 1983

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