Conocida simplemente como Frida Kahlo (México 1909 – 1954), fue una pintora mexicana, militante comunista de obra y vida excepcional. Sus 150 pinturas tratan de autorretratos, abortos, amputaciones y múltiples operaciones que tuvo que soportar.
Elena Poniatowska y Hayden Herrera son las que más fidedignamente escribieron sobre ella. Repacemos extractos de la obra, FRIDA. Una biografía de Frida Kahlo. Escrita por Hayden Herrera.
Poco antes de morir llega en camilla a la primera exposición de su obra
“En abril de 1953, meses antes de que muriera Frida Kahlo a los 47 años, se inauguró la primera exposición importante de su obra en México. Para entonces, su salud había decaído tanto, que nadie esperaba verla ahí. Sin embargo, a las ocho de la noche, cuando la Galería de Arte Contemporáneo en la Ciudad de México apenas acababa de abrir sus puertas al público, una ambulancia se acercó y la artista, vestida con su traje regional predilecto, se hizo transportar sobre una camilla de hospital, hasta su cama de cuatro postes, que se instaló en la galería esa misma tarde. La cama estaba adornada como a ella le gustaba: con fotografías de Diego Rivera, y de sus héroes políticos, Malenkov y Stalin. Esqueletos de papier-máché colgaban del dosel, y un espejo, sujeto a la parte inferior del mismo, reflejaba su alegre, aunque demacrado rostro. Uno por uno, doscientos amigos y admiradores la saludaron, para luego formar un círculo alrededor de su cama y acompañarla cantando canciones mexicanas hasta después de la medianoche.”
Indomable ante el sufrimiento
“Esta ocasión a la vez encierra y culmina la carrera de una extraordinaria mujer. En realidad, revela muchas de las cualidades que caracterizaron a Frida, como persona y pintora: su valor e indomable alegría frente al sufrimiento físico; la insistencia en el elemento de la sorpresa y la especificidad; la pasión propia por el espectáculo, que le sirvió de máscara para proteger su intimidad y dignidad. Ante todo, la apertura de la exposición subrayó el tema central de Frida Kahlo: ella misma. La mayor parte de los doscientos cuadros, más o menos, que produjo durante su breve carrera fueron autorretratos. Era bella, y sus pequeños defectos sólo servían para intensificar su magnetismo. Sus cejas formaban una línea continua a través de la frente, y la sombra de un ligero bigote enmarcaba la boca sensual. Tenía los ojos oscuros y almendrados, con las comisuras exteriores prolongadas hacia arriba, las personas que la conocieron dicen que esos ojos resplandecían de inteligencia y humor, además de revelar su estado de ánimo: devorador y fascinante, o escéptica y marchita. Algo en la franqueza penetrante de la mirada hacía que sus visitantes se sintieran desenmascarados.”
Le encantaba hablar groserías en inglés y castellano
“Siempre reía a carcajadas, con tono profundo y contagioso que expresaba deleite. Su voz era bronca. Sus palabras prorrumpían con vehemencia, rápida y enfáticamente, y eran acentuadas con gestos vertiginosos llenos de gracia, su sonora risa y alguno que otro chillido de emoción. En inglés, el cual hablaba y escribía con soltura, Frida tendía a usar la jerga. Al leer sus cartas hoy en día, impresiona la «dureza» de su lenguaje. Disfrutaba de esa práctica en ambos idiomas, impresionando que dichas palabras procedían de una criatura de aspecto tan femenino, que mantenía la cabeza erguida, sobre un largo cuello, con la nobleza de una reina.”
La vida de Frida, no es historia es fábula
“Vestía ropa llamativa y prefería los trajes regionales largos. Provocaba sensación dondequiera que iba. Los niños solían seguirla por la calle. «¿Dónde está el circo?», preguntaban y ella no se molestaba en lo más mínimo. A Frida le hubieran complacido los múltiples recuerdos que dejó. De hecho, fue ella la creadora de su fabulosa leyenda, y como era tan complicada y tan intrincadamente consciente de sí misma, su mito está lleno de tangentes, ambigüedades y contradicciones. Por eso uno vacila en revelar los aspectos de su realidad que podrían socavar la imagen que ella creó de sí misma. Sin embargo, la verdad no disipa el mito. Aun después de escudriñarla, la historia de Frida Kahlo sigue tan extraordinaria como lo es su fábula.”
Bibliografía
Elena Poniatowska. Las siete cabritas. Editorial: Seix Barral. 2000
Raquel Tibol. Frida Kahlo. Una vida abierta. Editorial UNAM. 2002
Hayden Herrera. FRIDA. Una biografía de Frida Kahlo. Editorial Diana. 1983