Deleitarse de una paleta Villaizán, es como disfrutar una fruta congelada.
Con mucho punche y pasión por la calidad, Paletas Villaizán logró posicionarse en más de 340 puntos de venta en San Martín, Cajamarca y últimamente conquistando a nuestra heroica Tacna, se producen 50 mil paletas mensuales y convirtiéndose en un producto reconocido y valorado dentro y fuera de nuestra región San Martín.
Helados Peruanos y Paletas Villaizán son dos empresas hermanas que nacieron en el año 2021. La primera se encarga de la fabricación y la segunda de la comercialización. Su historia empezó en un viaje familiar y hoy se ha convertido en un emprendimiento que genera cientos de puestos de trabajo y que busca trascender fronteras.
¿Cómo nace la idea de Helados Peruanos y Paletas Villaizan?
El nacimiento fue casi romántico. Viajaba con mi esposa por la selva y, por el calor, comprábamos frutas que luego congelábamos. Ella me dijo: “ya no quiero solo acompañarte, quiero emprender, hagamos una marca”. Así empezamos con la idea de convertir la fruta amazónica en un postre helado. Andrea, mi esposa y socia, estudió una maestría en helado artesanal en Italia y Argentina, y decidimos apostar por las paletas.
¿Qué tan difícil fue dar ese salto de la idea al negocio real?
Emprender no es sencillo. Se necesita inversión, formalización y cumplir con exigencias sanitarias. Cada sabor tiene que contar con un registro sanitario que cuesta alrededor de 1,200 soles. Además, ya somos una empresa certificada por DIRESA y eso nos permitió crecer y hasta recibir premios.
¿Cuál fue el primer producto con un fruto amazónico?
El primero fue el aguaje, que tuvo gran demanda. Creamos dos versiones: una con relleno de leche condensada y otra sin relleno, porque los clientes querían el sabor puro. Siempre escuchamos al cliente, no es lo que nos gusta a nosotros, sino lo que ellos buscan.
¿Quién es su cliente principal?
Nos tomó tres años identificarlo. Descubrimos que nuestro Buyer Persona son mujeres entre 25 y 35 años, principalmente mamás que quieren dar productos saludables a sus hijos. También tenemos turistas como clientes importantes en San Martín.
¿De dónde provienen los insumos?
- Aguaje: de una proveedora local.
- Camu camu: de productores de la región.
- Fresa: de Huánuco.
- Café: de Hildebrando, un reconocido caficultor exportador.
- Cacao (70%): de Tesoro Amazónico.
Nos aseguramos de trabajar con ingredientes de calidad y origen amazónico.
¿Cuántos puestos de trabajo generan?
En la cadena directa tenemos 22 trabajadores. Indirectamente, calculamos cerca de 700 personas beneficiadas en puntos de venta y distribución.
¿Cuál es el producto más exitoso?
El aguaje es la estrella, pero en general las frutas amazónicas son lo más demandado. Al comer una paleta Villaizán sientes como si estuvieras mordiendo una fruta congelada.
¿Cómo aseguran la calidad e inocuidad?
La cadena de frío es vital. Mantenemos la temperatura entre -18 y -20 °C, desde la fábrica hasta el punto de venta. Además, realizamos mantenimiento preventivo y controles de temperatura en todos los equipos de exhibición.
¿Con qué infraestructura cuentan hoy?
Tenemos 8 unidades móviles y un camión frigorífico que alcanza -30 °C. Operamos almacenes en Jaén, Moyobamba y Tacna, este último abierto tras el éxito en la feria Perú Mucho Gusto.
¿Qué significó participar en ferias como Perú Mucho Gusto, próximamente el reto que se viene en Expo Amazónica?
Las ferias son más que ventas, son espacios para testear mercados y trascender. En Chiclayo multiplicamos por 10 nuestras ventas y en Tacna por 4. Ahora pensamos en exportar, aprovechando la cercanía con Arica (Chile).
¿Qué mensaje le darías a otros emprendedores?
Que no tengan miedo de formalizarse, que empiecen poco a poco y no se aloquen con los primeros ingresos. El emprendimiento es como un hijo: requiere paciencia, inversión y cuidado. La formalidad abre puertas para crecer, participar en ferias y lograr que tu marca trascienda.