El Colegio Médico del Perú reconoció la destacada trayectoria del doctor Segundo Rodolfo Pérez Nieto, médico moyobambino cuya vocación y compromiso marcaron la historia de la atención sanitaria en la Amazonía sanmartinense.
En Moyobamba, donde las mañanas se tiñen de neblina y la gente aún recuerda al médico que atendía sin mirar el reloj, el nombre de Segundo Rodolfo Pérez Nieto se pronuncia con respeto y gratitud. Su bata blanca fue mucho más que un uniforme: representó una vida entera dedicada al servicio y a la humanidad.

El pasado 3 de octubre de 2025, el Colegio Médico del Perú – Consejo Regional XV San Martín le otorgó el Reconocimiento Institucional Regional por su destacada trayectoria profesional y su contribución al fortalecimiento de la Orden Médica. La resolución N.° 021-CR XV–SAN MARTÍN–CMP–2025, firmada por la decana Dra. Nidia Ubelina Calderón Romero, oficializó lo que Moyobamba ya sabía: que el doctor Pérez Nieto es parte viva del alma médica de la región.
Mientras muchos profesionales optaron por migrar a otras ciudades, Pérez Nieto eligió quedarse en Moyobamba, la tierra que lo vio ejercer la medicina con ética, conocimiento y una profunda empatía. Su consultorio fue durante años un refugio donde la ciencia se combinaba con la compasión. Pacientes de distintas comunidades aún recuerdan cómo caminaba largas distancias o costeaba medicamentos para quienes no podían pagarlos.
Más allá del consultorio, participó en campañas de salud rural y en la formación de jóvenes médicos, defendiendo una práctica médica adaptada a la realidad amazónica. “La medicina en la Amazonía debe entenderse desde el respeto a la gente y a su entorno”, solía decir, convencido de que curar también significaba escuchar y comprender.

Durante la ceremonia de homenaje, colegas y autoridades destacaron su ejemplo de vida. “El doctor Pérez Nieto representa lo mejor de nuestra profesión: la humildad, el compromiso y la entrega al prójimo”, expresó la decana Calderón Romero.
Hoy, Moyobamba y San Martín rinden tributo a un médico que trascendió los años y las instituciones. Porque su mayor legado no está en los títulos, sino en las vidas que ayudó a sanar y en el cariño de un pueblo que lo sigue llamando con respeto y admiración: “el médico del pueblo”. Por Albeto Cabrera Marina