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“Hay que enamorar para leer: El llamado de Julio Pareja para rescatar la cultura en San Martín”

“Sin memoria, sin lectura no hay futuro, nos estamos quedando sin alma”

Por Beto Cabrera Marina

En la XV Feria del Libro y Expresiones Culturales de la Amazonía 2025, el docente, actor y escritor Wilber Julio Pareja Velásquez exhorta a los jóvenes a reencontrarse con la lectura y exige acción real a las autoridades para recuperar la cultura en Tarapoto. Advierte que, sin bibliotecas, sin teatro y sin compromiso, “la sociedad seguirá retrocediendo”.

En una conversación abierta con VOCES durante la XV Feria del Libro y Expresiones Culturales de la Amazonía 2025, el profesor, actor y escritor Wilber Julio Pareja Velásquez despliega su filosofía de vida con frases que parecen aforismos: “Nunca estires la mano si no vas a traer algo”, dice para explicar que, en la gestión pública, como en el amor, no se puede lanzar promesas al vacío. Su vida —marcada por el teatro, la docencia y una mirada crítica sobre la realidad— está atravesada por una convicción profunda: hay que enamorar a los jóvenes para que lean, porque sin lectura ni memoria no hay futuro posible.

Pareja recuerda que su vínculo con la literatura empezó muy temprano, en su natal Contumazá, un lugar que atribuye la fama de “cuna de buenos literatos” con nombres como Mario Florián, el narrador Ruperto López Alva o Zárate, y donde los maestros, asegura, “eran distintos: tenían amplio conocimiento y apostaban porque uno fuese mejor que ellos”. Hoy, lamenta, ese ideal parece haberse diluido: “Muchos maestros solo enseñan su asignatura y no les importa si el alumno come, aprende o no”, sentencia con preocupación.

Su llegada a Tarapoto ocurrió casi por azar. Viajaba con una compañía de teatro procedente de Iquitos y Yurimaguasvivía en Trujillo y pensaba volver, pero la lluvia impidió seguir. Mientras esperaba, encontró amigos y oportunidades. En 1980 ya era profesor en el colegio Ofelia Velásquez, y desde entonces – confiesa – no ha querido marcharse. “San Martín ha sido siempre tierra de oportunidades. Aquí todavía hay una libertad que en otras ciudades ya no existe”, reflexiona.

Como artista, lo cautivó la naturaleza amazónica, esa que desde su adolescencia estudiada en un instituto agropecuario reconocía como la “despensa del Perú”“Antes ibas al Ministerio de Agricultura, pedías semillas y te las daban”, recuerda para subrayar cómo el vínculo con la tierra se ha ido perdiendo con los años.

“Cuando la cultura se convierte en fachada, la sociedad retrocede”

Pero lo que más le preocupa es la cultura. Y no duda en afirmar que, entre los años 80 y el 2025, el panorama del arte, la literatura y el teatro ha cambiado, pero no para bien. “El teatro se levanta y se cae; no hay un espacio estable. Es culpa de todos: los teatristas, los maestros que no llevan a sus alumnos al teatro y las autoridades que no priorizan la cultura”, sostiene. Asegura que Tarapoto podría tener un elenco artístico municipal, como lo tienen ciudades como Trujillo o Arequipa, pero nunca hubo decisión política.

Tampoco cree que como sociedad estemos mejor: “En desarrollo humano hemos retrocedido”, afirma. Antes las casas estaban abiertas; hoy predominan las rejas, los cerrojos y la desconfianza. Y frente a una generación marcada por pantallas, velocidad y algoritmos, su receta para hablar de libros es clara: “Hay que hacer magia, hay que enamorarlos”. Sus textos, dice, buscan una trascendencia humana: defender la vida, la justicia y la Amazonía. Pero también advierte un síntoma doloroso del retroceso social: muchos jóvenes del campo, cuando llegan a ser profesionales, sienten vergüenza de sus padres.

Su crítica a la relación entre política y cultura es frontal: “Somos una sociedad hipócrita. Al político se le aplaude mientras ofrece, pero arriba solo piensa en su bolsillo”. Sobre la feria misma no duda en señalar: “Es una feria forzada. No fue iniciativa de la municipalidad”. Y aclara que, pese a tener presupuesto asignado desde abril, no se organizó nada. Fueron los artistas quienes insistieron para que se realice, y al final la municipalidad solo aportó 26 mil soles, exclusivamente para la infraestructura. Peor aún: funcionarios que no asistieron publicaron que la alcaldesa estuvo en la inauguración. “Eso muestra el grado de desinterés”, afirma con incredulidad.

Para él, las autoridades dejan claro que la cultura no les interesa. “Si tenían presupuesto y fecha, ¿por qué no hicieron la feria? Porque la cultura no les importa. Sembramos ignorancia porque eso conviene: circo, adornos… Para ellos eso es lo importante”, sentencia con firmeza.

Pese a todo, no renuncia a la esperanza. Cree que el próximo año la feria debe ser más grande y más sólida, porque San Martín no puede seguir en los últimos lugares de comprensión lectora. Recuerda que la ciudad no tiene bibliotecas, más allá de la municipal, “que siempre está cerrada”, y propone crear bibliotecas comunales aprovechando las organizaciones sociales. “Si los mayores leen, los niños también lo harán”, afirma convencido. Y remata con un principio que para él es urgente y vital: “Hay que buscar una estrategia que enseñe a leer sin alejar a la gente”.

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