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Cuando la Amazonía decide no rendirse y el amor se convierte en acción cotidiana

¿Cuándo es Navidad?

Navidad no es solo una fecha marcada en el calendario ni un momento que se agota en una nocheLa Navidad ocurre un día, pero su verdadero sentido está llamado a permanecer siempre. Que tu Navidad no sea de un rato; que tu Navidad sea eterna.

Por: Beto Cabrera Marina

El sentir de la Navidad sucede cada vez que dos personas se entienden y se perdonan. Cada vez que alguien extiende la mano sin preguntar a quién. Cada vez que se elige la honestidad aun cuando nadie observa. Cada vez que se respeta y acompaña a un anciano, a un niño o a una niña.

Navidad es mirar al otro con los ojos del corazón, sin juicios ni condenas. Es rescatar la dignidad de un ser humano o proteger a un animal indefenso. Es compartir el pan, el tiempo o la palabra. Es amar al prójimo sin condiciones. Es decidir transformarse por dentro y darle un nuevo sentido a la vidaEso también es Navidad.

Navidad es paz, caridad, justicia, comprensión, respeto y acción positiva cotidiana. De esas actitudes nace la esperanzabrota la alegría y se construye la paz verdadera, la que no depende de luces ni vitrinas, sino de decisiones profundas, coherentes y sinceras.

Nunca será una Navidad auténtica si se reduce a una cena apurada, un selfie perfecto, la pirotecnia o el valor de un regalo, mientras el resto del año se ignora al otro, se normaliza la desigualdad y se endurece el corazón.

La Navidad verdadera invita a hacer una pausa, a reflexionar y a cuidar nuestros pensamientos, palabras, emociones y acciones, para que la vida entera se convierta en una Navidad constanteEse es el mejor regalo que podemos hacernos y ofrecer a los demás.

En la Amazonía peruana, donde la vida se sostiene en comunidad y la naturaleza enseña cada día el valor del equilibrio, la Navidad adquiere un sentido aún más profundo. Aquí, Navidad es mejorar las condiciones de vidaproteger la niñezdefender la dignidad de los puebloscuidar la selva que nos cuida y garantizar oportunidades reales para niñas, niños y adolescentes. Es el camino para romper ciclos de pobreza y exclusión que no son destino, sino consecuencia de decisiones humanas.

Hoy, la Navidad parece haberse convertido en brillo excesivo, estrés por las compras y compromisos sociales impuestos. Sin embargo, detrás de ese decorado persiste una historia poderosa de esperanza y resistencia: la de una familia humilde obligada a huir, perseverar, regresar y organizarse para sobrevivir. Esa historia sigue viva en cada hogar amazónico que enfrenta la adversidad con dignidaden cada comunidad que resiste el abandonoen cada madre, padre o abuelo que no se rinde.

Por eso, la Navidad no tiene por qué girar en torno al consumo ni a la convivencia por convenienciaPuede —y debe— ser un tiempo para recordar que el cambio verdadero existe y está entre nosotros. Una oración silenciosa por los ancianos en soledadpor la niñez abandonadapor quienes viven privados de libertadpor los enfermospor quienes no tienen techo ni vozUn compromiso real con la justicia social.

La Navidad es también una invitación a entrar al nuevo año con la convicción de que la pobreza, la falta de vivienda y la injusticia no son leyes naturales. Son realidades que pueden transformarse si se enfrentan con voluntad colectivapolíticas justas y ciudadanía activa y consciente.

Desde VOCES, diario de la Amazonía y de su gente, deseamos una Navidad cálida y fraternaUna Navidad que abrace, pero que también cuestione; que consuele, pero que impulse; que no sea de una sola noche, sino de todos los días.

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