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El destino de la techné

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“La busqueda de la huella traza el camino,
el camino se cierra, vuelve a sí mismo,
el retorno es la huella futura,
la huella es siempre la misma”

La techné, esa palabra griega que nos remite a la idea de arte y habilidad, que remite a la herramienta del artesano, ha devenido con el paso de los siglos en algo que nos define más que ninguna otra cosa a los hombres de esta época: la tecnología. Vivimos en la era de la técnica, de la ciencia puesta al servicio de la técnica, la cual a su vez está al servicio del mejor postor, sin importarle el contenido ético que conlleve.

Es por ello que debido a la técnica, que es la ciencia aplicada a la utilidad, se ha podido descubrir curas asombrosas para terribles enfermedades, como también se ha llegado a fabricar armas letales que han asesinado a cientos de miles de seres humanos en segundos, como en Hiroshima y Nagasaki. Terrible destino el de la techné, ser al mismo tiempo ángel y demonio, poder darnos la luz del conocimiento y también poder llevarnos la más extrema oscuridad: la muerte. Y no es sólo a la muerte física que nos referimos, sino a la muerte de todo lo que hace que conservemos una pizca de humanidad en nuestro ser.

A este oscurecimiento se ha referido el poeta Friedrich Hölderlin en su elegía “Brod und Wein” al decir: “cuando los pocos tres, Heracles Dionisios y Cristo, abandonaron el mundo, la edad del mundo de la noche del mundo se abatió sobre los hombres”; y es precisamente en la medianoche de la noche del mundo cuando más cerca se está del claro en el bosque o “lichtung”, que nos devuelva a la luz.

Y esto sólo depende de nosotros mismos, del tomar conciencia de hasta qué punto tenemos responsabilidad en lo que hacemos y a lo que dedicamos los descubrimientos de la técnica. Es decir, hasta qué punto somos seres éticos en el cabal sentido de la palabra, sin valernos de la razón para destruir lo que hay de divino en nuestra esencia.

Causa realmente escalofrío cuando se escucha hoy una noticia que parece para algunos de lo más festiva: el descubrimiento de un “chip” para los teléfonos celulares que permite que se vea a través de las paredes. Y de cualquier otra cosa. Un móvil que lo puede usar un niño, puede no sólo servir a la ciencia médica sino a los fines deleznables de organizaciones criminales o gobiernos totalitarios para controlar la vida de sus ciudadanos.

Este destino de la techné es la parte de la cual tenemos que desprendernos y empezar a indagar cuál es la mejor manera que sea una auténtica herramienta para que podamos ascender no sólo en nuestro confort material, sino principalmente en nuestras posibilidades de perfeccionamiento espiritual en una época en que el materialismo más fiero se ensaña contra los seres humanos de todas las razas y condiciones sociales y económicas, pues son tan esclavos de la techné aquellos que poseen el dinero para adquirir todo la parafernalia de la cibernética que se ofrece, como aquellos millones de olvidados y excluidos, que ya han perdido incluso su condición de humanos.

Es esto a lo que se refiere uno de los hombres más sabios de nuestro tiempo: el Papa Francisco, quien, junto con el Dalai Lama se han revelado como los dos líderes espirituales más lúcidos de nuestro tiempo y cuyo pensamiento se revela tal vez oscuro para los de alma oscura pero brillante y lleno de esperanza para aquellos que buscan la luz de lo creado y lo por crear.

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