Se viene la campaña electoral y algunas cosas empiezan a saltar como pus de un chupo presionado, aun en el ámbito nacional.
Lo de Milagros Leiva, empezó como un típico caso de una periodista desplazada del medio de comunicación en el que labora, por denunciar casos de corrupción, en este caso, lo relacionado a la polémica de las agendas que le “robaron” a Nadine Heredia y que fueron utilizadas como insumo para denuncias periodísticas. No estoy de acuerdo con el uso de información obtenida de manera ilegal. He tenido en mis manos, entre otras cosas, el correo electrónico de un personaje conocido de una institución pública de San Martín vinculado a hechos de corrupción, en donde se hablaba de préstamos millonarios, de las miles de hectáreas tierras que había obtenido y que estaban en manos de testaferros, además del trato con muchos alumnos de una casa de estudios quienes le pedían cuidar los exámenes, pero no lo utilizamos para la denuncia. No hubiese sido correcto denunciar corrupción, utilizando medios corruptos.
Pero luego se conoce la última. Sucede que la periodista mencionada por el canciller boliviano como la que apoyó el escape de Belaúnde Lossio sería Milagros Leiva. Claro, las exclusivas también las tenía. Y dicen que también le envió dinero…