En Morales al alcalde y a los ex alcaldes les interesa e interesó más la recaudación que la salud de los habitantes del distrito.
Desde hace muchos años, la discoteca Anaconda, a pesar de las enormes ganancias que percibe, viene generando un daño a la salud de los que viven en ese distrito, incluso a más de 10 cuadras a la redonda. A esto se va a sumar la bulla que ocasionará la nueva discoteca Pachanga, la misma que no ha incluido en su arquitectura, ningún elemento que frene la contaminación sonora que generará en la ciudad de Morales, tal como lo pudieron comprobar en los últimos días los vecinos de ese distrito tras las pruebas de sonido de la discoteca. Varios vecinos del distrito fueron despertados.
Ahora, los habitantes de ese distrito podrán ser comparados con la otra contaminación que genera la empresa Don Pollo, pero por la bulla que tendrá que soportar por las noches y eso, para alguien que tiene una propiedad en la zona afectada, sin ninguna duda no es justo.
Ya es hora que en el distrito de Morales se reúna firmas y con los precedentes existentes a nivel nacional, se inicie un proceso legal que frene la bulla de estos centros de diversión, que tienen todo el derecho de hacer empresa, pero sin ponerse por encima de los derechos de niños y ancianos que necesitan más que nadie en un hogar dormir, pero también de todo ser humano que merece un descanso digno.
Es tiempo de actuar y exigir respeto. (Lenin Quevedo Bardález)