El último mensaje presidencial era el momento para enrumbarnos a un mejor destino que PPK logró desperdiciar. Muchas aspiraciones y cinco proyectos de ley acompañaron su discurso mientras el nuevo gabinete, por así llamarlo, aplaudía y asentía durante el protocolo.
A la luz de los rostros del nuevo gabinete está clara la continuidad de la carta de navegación del gobierno. Insistir con Zavala en doble función, por un lado ministro de Economía y Finanzas y por el otro presidente del Consejo de Ministros, funciones que tienen alto poder y constituyen la columna vertebral del gobierno.
A ello debemos sumar la designación de Fiorella Molineli – que reingresa a la escena política con cuota inicial por el caso Chinchero – como titular del Midis que antes ocupó Cayetana Aljovín la misma que hoy pasa a ser la titular de la cartera de Energía y Minas.
Insistir en la columna vertebral del gobierno y un par de enroques en las carteras nos dan la percepción de estar ante un gobierno de entorno y un entorno cada vez más debilitado, en cuanto a actores, recordemos las bajas de Vizcarra y Throne durante el primer año de gobierno.
El mensaje presidencial último era el momento perfecto para refrescar el gabinete y tener un rol más político. De ser el caso, si es que PPK no tiene un partido sólido o los miembros del partido no tienen las condiciones que el primer mandatario requiere para una responsabilidad mayor entonces era el momento adecuado de abrir la cancha, salir de la zona del entorno y sumar esfuerzos en búsqueda de soluciones que reactiven nuestra economía, luchen contra la corrupción, combatan la inseguridad ciudadana, sin dejar de lado las demás carteras.
Era un buen momento para oxigenar el gabinete con actores políticos que sean capaces de implementar, diseñar y monitorear políticas públicas con la capacidad de poder tender puentes con las fuerzas parlamentarias, regionales, locales y sociedad civil y de esta manera ser el gobierno quien lleve la agenda pública y política en nuestro estado.
Si lugar a dudas al gobierno le espera un segundo año muy duro y cuyos motores electorales empiezan a prender rumbo al 2018 y por el bien de todos, nuestro presidente, debe para su balón, levantar la cabeza, mirar a todos los actores políticos y cruzar la línea de gobierno de entorno.