En un año pre electoral ya podemos ver el menú lleno de candidatos que por ahora se hacen llamar precandidatos en algunos casos, pero que están más que seguros que estarán en contienda (porque no hay otro por detrás o al costado).
Hay mucho para escoger, pero hay poco plato fuerte para como para decir que es la mejor opción que tenemos.
Ya es costumbre tener mucho y elegir entre los menos malos, que al final, en los años que acudo a los urnas, lo único que han hecho es decepcionar a los electores.
Dicen que nos falta responsabilidad cívica, que debemos leer mejor las propuestas, analizarlas dicen, aunque papelito aguanta todo y tampoco eso nos asegura que cumplirán con las propuestas.
¿Qué podemos hacer?, es la pregunta del millón, ¿acaso nos queda solo rezarle a la virgen y a todos los santos (y de cabecita “porsiaca”) para que la persona que nos represente no sea una decepción más?
Una de las cosas que podría quedarnos es una verdadera vigilancia ciudadana, y estar más pendientes de lo que acuerdan nuestros políticos y dejar de lado el show que podemos ver a diario, que muchas veces se traslada al Legislativo y Ejecutivo.
En campaña escucharemos (y ya lo estamos haciendo) maravillas, no nos dejemos engañar… analicemos, estudiemos propuestas. Difícil sí, pero no imposible.