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domingo, diciembre 8, 2024
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Acusado de ser socio de Vladimiro Montesinos regresó por sus bienes a Iquitos y lo mataron

El argentino Sergio Fontanella huyó del país cuando lo acusaron de lavar el dinero de Vladimiro Montesinos, y luego de 12 años volvió para recuperar sus propiedades, entre embarcaciones e inmuebles, pero encontró que estaban en manos de terceros, a quienes enjuició. El lunes 13 de junio lo mató un sicario en motocicleta cuando almorzaba al interior de un restaurante en Iquitos. 

Vivía en Iquitos desde 1990, el empresario argentino Sergio Fontanella Bobo huyó del Perú luego de que las autoridades lo señalaron como testaferro y lavador del dinero mal habido del exasesor del presidente Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, en 2006. 

Doce años después, en 2018, luego de esclarecer su situación jurídica, regresó para recuperar sus propiedades incautadas, entre las que se encontraban embarcaciones e inmuebles valorizados en US$ 100 millones.  

El lunes 13 de junio, poco tiempo después de haber asistido a una audiencia judicial, relacionada precisamente al reintegro de sus bienes, fue almorzar a un restaurante donde lo sorprendieron dos sicarios en motocicleta. Uno de ellos le disparó tres veces, pero un solo tiro le perforó el tórax y lo mató. 

¿Quién contrató a los criminales? ¿Sus antiguos socios presuntamente vinculados con la mafia de Montesinos? ¿Su compatriota Daniel Yabbur, quien aprovechó de su ausencia para quedarse con el 99% de las acciones de la compañía Argper? 

Desde que Fontanella se instaló en Iquitos, su creciente prosperidad levantó sospechas. Fue el narcotraficante Jorge Chávez Montoya, “Polaco”, uno de los más importantes lugartenientes de Fernando Zevallos Gonzales, “Lunarejo”, quien acusó ante las autoridades a Sergio Fontanella. 

El señalado 

“Polaco” declaró que las empresas navieras, las embarcaciones fluviales, los negocios de madera y la comercialización de vehículos, eran una fachada que había montado Sergio Fontanella para lavar dinero no solo de Vladimiro Montesinos sino también de capos del narcotráfico. “Polaco” dijo que lo decía con convicción, porque era parte del mundo del narcotráfico internacional, donde se sabía, según declaró, que Montesinos y Fontanella se conocieron en Argentina, donde el ex asesor presidencial vivió como prófugo de la justicia militar peruana, que lo denunció por traición a la patria, en 1984. 

El narco “Polaco” también manifestó que Fontanella lavaba el dinero del capo “Lunarejo” y de otros poderosos de la selva. 

Debido a las graves imputaciones del narcotraficante “Polaco”, las autoridades judiciales dispusieron el embargo de todas las propiedades de Sergio Fontanella y la detención del empresario argentino. Cuando se notificó que había huido con dirección a su país, se inició un proceso de extradición en su contra, en 2008. 

Sin embargo, en 2015 la Corte Suprema absolvió a Fontanella de todos los cargos de lavado de dinero, lo mismo que a Vladimiro Montesinos, sentencia que sería confirmada en 2017. La resolución judicial determinó la devolución de todos los bienes incautados. Entonces, decidió volver a Iquitos, en 2018. 

De acuerdo con fuentes de la Fiscalía y de la Policía en Iquitos, Fontanella se encontró con que la mayor parte de sus bienes estaba en manos de su socio y compatriota Daniel Yabbur, y de terceras personas a las que no conocía. Y pese a haber recuperado parte de sus embarcaciones confiscadas por el Estado, aún faltaba recobrar el grueso de sus naves en poder de Yabbur. 

El despojado 

Fontanella había emprendido una batalla judicial contra Daniel Yabbur y otro de sus socios, el peruano Jorge Torres Díaz. Los acusó de usar documentos fraguados para apoderarse fraguados de la Naviera Argper, la empresa matriz de Fontanella. 

Conforme al expediente en 2020 el empresario Fontanella denunció ante el Ministerio Público que sus socios Daniel Yabbur y Jorge Torres, lo excluyeron de la empresa Naviera Argper, donde tenía la mayoría de las acciones. Afirmó que mientras se encontraba fuera del país, Yabbur y Torres celebraron una Junta de Accionistas sin su consentimiento. Con esta maniobra, Yabbur se convirtió en el nuevo dueño con el 99 % de acciones y Torres con el 1 %. 

Según el testimonio de una persona cercana a Fontanella, y que prefirió mantener su identidad en reserva para evitar represalias, lo que enfureció al empresario argentino era que Daniel Yabbur, como nuevo accionista mayoritario de Argper, se apropió de 20 embarcaciones valorizadas en US$ 50 millones. Estos navíos se salvaron de las incautaciones judiciales por lavado de activos, porque sus matrículas estaban en trámite y no estaban inscritas en los Registros Públicos. 

“Sergio Fontanella estaba decidido a recuperar esas 20 embarcaciones nuevas, porque él mismo las había construido y Daniel Yabbur no quería devolverlas”, dijo una persona de su entorno. 

Por otro lado, Sergio Fontanella liaba judicialmente con otro grupo de empresarios navieros, quienes, aprovechando que algunas embarcaciones no habían sido incautadas, se quedaron con ellas. Y no obstante que han sido notificados con cartas notariales para que las devolvieran, se niegan a hacerlo. 

Entre los empresarios denunciados figuran Walter Vásquez Capinoa, Marcos Navarro Ríos, César Vela Manzur, Juan Ríos Bartra, Rolando Macedo Macedo y Angelo Fernández. 

El ejecutado 

Por las disputas judiciales, el argentino Fontanella comenzó a recibir una serie de llamadas de números con códigos extranjeros y con acento colombiano, amenazándolo de muerte mediante mensajes de texto. Lo presionaban para que desistiera de reclamar sus propiedades y embarcaciones, y le advertían que, si no lo hacía, lo ejecutarían. 

“Deja de joder, argentino… sino plomo”, dice uno de los mensajes por WhatsApp. Otro: “Te estamos vigilando, ya eres cadáver”. 

Pocos meses antes de su asesinato, Sergio Fontanella fue interceptado por dos sujetos a bordo de una motocicleta, cuando se encontraba frente al hotel Hilton, donde se hospedaba. En esa oportunidad, el empresario argentino relató que los desconocidos le advirtieron que dejara de reclamar sus propiedades; de lo contrario, lo matarían. Fuente Diario La República


Texto de Imagen: El argentino Sergio Fontanella llegó a Iquitos en 1990. Hizo inmediatamente fortuna.

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