Por Sergio M. Gallegos Mendoza
La situación de inseguridad en Lima y en muchas regiones del país ha escalado a un nivel sin precedentes. Por poner un ejemplo, un reportaje de ‘Hildebrandt en sus trece’ señala que en el distrito de Comas no se salva nadie de las extorsiones y del pago de cupos. Allí cobran cupos a todos, desde transportistas, emolienteros, vendedoras de salchipapas, bodegueros, pollerías y cualquier negocio existente, trabajadores dependientes, y en el colmo de la miseria, extorsionan a los comedores populares u ollas comunes.
Mucha gente coincide en afirmar que hay que ser una escoria humana para extorsionar a las ollas comunes, que cuentan con un presupuesto ridículo de 1,69 soles por persona al día, y que hacen malabares para sacar “130 presas” de tres pollos y poder atender a los más pobres, razones por las cuales los gremios de transportistas, los negociantes de Gamarra, y otros gremios a nivel nacional han salido a protestar con la consigna de “parar para no morir”. No creo que haya reclamo más justo que este cuando los están asesinando día tras día.
Pero en esta ocasión no quiero hablar del Gobierno ni del Congreso, que son los que, con sus leyes y en su afán de mantener a ministros confirmadamente incompetentes, han contribuido a la trágica situación en la que estamos. Tampoco hablaré de los grupos mediáticos de poder y su prensa televisiva concentrada que siempre pondrán sus
intereses monetarios por encima de los intereses del país. Pero es el momento de hablar de la gente que critica el paro.
En efecto, hay gente que se ha tragado el cuento neoliberal de que quien protesta es ‘ocioso’, que ‘estamos perdiendo millones con este paro’ o que ‘el Perú no puede parar’. Ya no sé si son abiertamente escasos o simplemente son gente miserable. ¿Qué tan podrido de alma podemos ser para oponerse al reclamo justo de peruanos que solo quieren que no los maten? ¿Dónde están esos “patriotas” que se enajenan con la idiotez del comunismo, pero que no dicen ni pío cuando la delincuencia afecta a otro peruano? ¿Dirás algo recién cuando la delincuencia toque a tu puerta?
Hay una escena en la película ‘El padrino’ en donde Vito Corleone le dice a su hijo Michael: “quien te proponga la reunión con Barzini, ese es el traidor”. Haciendo un símil con nuestra realidad del momento podríamos decir: “Quien critique al reclamo justo de este paro, ese es el traidor”. (Comunicando Bosque y Cultura).