El arroz: “El arroz crudo puede contener esporas de bacterias que pueden producir intoxicación alimentaria”, según informó la Agencia de Normas Alimentarias de Estados Unidos. Ellas siguen presentes luego de que el arroz es cocido y si dejas reposar el arroz a la temperatura del ambiente, estas esporas se multiplicarán rápidamente.
El apio, la espinaca y la remolacha (beterraga) contienen nitrato debido a su crecimiento cerca del suelo. Estas sales pueden volverse tóxicas ante el calor y liberar propiedades cancerígenas como la nitrosamina.
Por su lado, los champiñones deben ser consumidos poco tiempo después de ser preparados, pues sus proteínas se deterioran rápido y al ser recalentados producirán problemas estomacales.
Los huevos también pueden llegar a ser tóxicos al ser recalentados. Además de que pueden generar una explosión en el microondas; incluso ha habido casos en el que este alimento ha explotado en la boca de algunas personas generando quemaduras y problemas auditivos.
Asimismo, las papas pueden promover el desarrollo de botulismo (intoxicación por ingerir comidas mal conservadas). Volver a realizar la cocción del tubérculo no es el problema en sí, el problema parte durante la conservación después de ese proceso, pues si están expuestas al ambiente normal (no refrigerado) puede crecer el Clostridium botulinum (botulismo), una bacteria que precisamente subsiste en las comidas mal guardadas.
Finalmente, el pollo también puede provocar problemas digestivos al ser recalentado. Asimismo, el portal Infobae explica que “el secreto para recalentar el pollo es hacerlo parejo ya que muchos suelen calentar algunas partes más que otras, dejando espacios fríos donde la bacteria (Campylobacteria) podría contratacar.
Cuando la comida ingresa fría al organismo, el estómago debe trabajar para calentarlo.