Desde loros, sajinos, armadillos, tortugas, pájaros, monos y principalmente el oso perezoso, en peligro de extinción, han encontrado en Alto Pelejo su nuevo hogar tras la depredación de árboles y áreas naturales por la emergente producción de palma aceitera. «No se puede hacer nada contra algo tan grande, pero al menos se puede lograr un cambio, haciendo que la comunidad o que la gente sepa, se entere el daño que causan».
El emprendimiento ambiental tiene como principal objetivo ofrecer resguardo a varias especies, principalmente el oso perezoso, en medio de cultivos afectados por la producción de palma aceitera en San Martín. Aprovechan los residuos del cacao y los transforman en alimento para peces.
Alto Pelejo es un emprendimiento social ambiental ubicado en el distrito de El Porvenir- Pelejo, provincia de San Martín, en la región homónima del Perú. Sus 60 hectáreas se han convertido en un refugio y prácticamente un pequeño paraíso para cientos de animales que luchan por sobrevivir en medio de la deforestación en la Amazonía.
Para Anney Salas, fundador y CEO del emprendimiento, el crecimiento económico de la actividad agroindustrial posee posiblemente cifras alentadoras, pero estas no van acorde al desarrollo de la población en Pelejo. Cabe resaltar que, para la siembra de palma aceitera, se debe talar y limpiar cientos de hectáreas para la siembra de esta palma africana que, después de 3 años, genera el aceite de palma, un insumo muy usado para productos industriales como cosméticos, detergentes, artículos de limpieza y muchos más. Existe una alta demanda en el mundo, pero también una fuerte controversia sobre su cultivo en varios países.
Desde el 2014, surgió el boom por la palma aceitera en San Martín y con ello muchos agricultores fueron seducidos con las jugosas ganancias. Vendieron sus terrenos a las empresas aceiteras, pero la mala administración y el desconocimiento los orillaron a quedarse sin dinero y finalmente terminaron trabajando como obreros para estas empresas. La naturaleza también sintió fuertemente el ingreso de máquinas para la preparación de los terrenos. Algunos murieron aplastados y muy pocos lograron resguardarse en Alto Pelejo.
«De toda variedad se han venido a refugiar en Alto Pelejo. Algunos no han tenido la misma suerte porque han sido aplastados por maquinarias y otras cosas más. Los que han podido llegar se han podido refugiar y los que no murieron, cuando se deforestó millones de hectáreas, han muerto un montón de animales, algunos se han descompuesto y quien más ha gozado fue el gallinazo. Las etapas más críticas fueron en el 2014, 2015, 2016 y 2017. Hubo mucho desconocimiento. Hay agricultores que han tenido su terreno y lo han vendido a la palma aceitera, se quejan y dicen ‘Si hubiéramos recibido esto (capacitaciones) desde hace muchísimos años no hubiera vendido mi terreno, no lo hubiera perdido y no estaría en las condiciones que estoy ahora’. Es muy triste ver eso, ya no se puede retroceder el tiempo, pero sí se puede generar un cambio», sostiene.
De esta forma, Alto Pelejo sigue en vigencia y ahora orienta a agricultores en la siembra de cultivos que no afecten la naturaleza. «Hemos sido amenazados también por no vender el terreno, pero gracias a Dios no pasó nada», reveló el emprendedor. También aprovechan al máximo los residuos del cacao (cáscara y placenta) para transformarlo en alimento para peces y productos para el consumo humanos. Estos son: Upiacao (cacao en polvo), chocolate amargo, tequila de mucílago y comida balanceada de peces hecho a base de la cáscara de cacao.
En la actualidad, el emprendimiento, con más de 5 años, cuenta con el apoyo de 45 agricultores. Para este 2024, busca expandirse en Loreto y lograr 150 aliados a favor de la Amazonía peruana. «Nosotros buscamos concientizar a los pocos agricultores que han conservado su terreno, buscamos darle un valor agregado al cacao y también proteger lo poco que queda en la Amazonía», resaltó. Fuente: Diario La República.