Mucho se ha escuchado de maltrato sicológico, maltrato físico contra la mujer y en algunos casos contra los hombres (pocos pero hay). El tema es que en el caso de maltrato a las mujeres, solamente este año se han producido 62 feminicidios.

El año pasado, en Tarapoto, vimos con gran preocupación el primer caso de un atentado de una mujer a quien le rociaron gasolina y luego la prendieron fuego, las consecuencias fueron 3 personas muertas: la mujer que estaba siendo acosada por su expareja, su compañera de trabajo y el agresor, que a consecuencia también de grandes quemaduras murió días después.

Otro de los casos conocidos es de Eyvi Ágreda, una joven que tuvo como gran “pecado”, no aceptar a un sujeto, quien lleno de ira y de “impotencia”, delante de muchas personas, en un bus de transporte público en Lima, roció gasolina y prendió fuego. Hirió a 10 personas más, pero Eyvi murió, a un mes de sucedido el hecho. El agresor está en prisión.

El último caso fue en Cajamarca, esta vez, el individuo, tal como había amenazado, “le dio donde más le duele” a la agraviada y también roció con gasolina y prendió fuego, esta vez, a la hermana de su expareja, al no resistir que haya acabado con la relación, de la cual nacerá una criatura dentro de un mes.
Exparejas, hombres rechazados, ya no solo agreden a las personas que le causan “tremenda pena”, sino que ahora, como en el último caso hieren a familiares cercanos.

El agresor siempre cumplirá su meta: desaparecer, desfigurar a quien haya osado no continuar o iniciar una relación, pues en su concepto, “si no es de él no será de nadie”.

Hay otros casos que están en investigación y sentenciados, que la llama del amor no se apague, pero que tampoco se prenda fuego a quien es la causa de este “peligroso amor”, que de amor no tiene nada.