Yurimaguas, capital de la provincia de Alto Amazonas, tiene un historial de luchas, muchas reconocidas y no reconocidas, pero que en la línea del tiempo, ha conseguido arrancar al Ejecutivo, sus justas reivindicaciones, aunque sus necesidades no se han resuelto en un ciento por ciento.
Si bien esta vez no es una lucha propia de los altoamazonenses, pues las veces que paralizó, Yurimaguas, nunca tuvo el apoyo de Iquitos a través de su Frente Patriótico; esta vez, une a toda la región, una necesidad, que no pasa solo por exigir al gobierno central, que PETROPERÚ, administre el lote petrolero (192), más grande del país, sino porque se distribuya mejor y con justicia las regalías del canon, en porcentajes que estén de acuerdo con las necesidades de cada pueblo de la región.
No es posible por ejemplo que los pueblos de Datem del Marañón, en otrora parte de la provincia de Alto Amazonas, vivan en extrema pobreza, después de 45 años de explotación petrolea de sus narices, por decir, de su territorio. Pueblos, empezando de la capital San Lorenzo, que no cuentan con los servicios básicos de agua, luz, desagüe y telecomunicaciones.
Las calles de San Lorenzo, en pésimo estado, con presupuestos irrisorios que recibe la municipalidad Provincial, y las municipalidades distritales de Datem.
A esto se suma, el descuento del 30 por ciento del pobre canon que reciben por el alcantarillado de Iquitos, por obra y gracia del expresidente regional Yván Vásquez Valera.
Y qué decir de los pueblos de Alto Amazonas, al igual que el Datem, no tienen vías de comunicación, siendo las mismas los ríos que conectan a los mismos.
Cuántos años de canon petrolero, y todavía Yurimaguas y sus distritos, están en su condición de pobre y extremo pobre, caso de Balsapuerto, Jeberos, etc.
La lucha por la administración del canon petrolero, no pasa por ser como siempre una acción de la noche a la mañana, donde a pocos días que Pluspetrol dejara de administrar el Lote 192, desde Iquitos se enciende la fogata de la lucha integral, sin mayores explicaciones al pueblo de los beneficios y no beneficios de una administración estatal de los yacimientos petroleros.
Si bien hoy nos une esta coyuntura que no pasa por tener sus principios políticos, o ser una acción política del pueblo loretano por considerarse un bien común, colectivo, e integral, debemos repaldar esta acción, pase lo que pase, o lo que se consiga, a sentarnos en una mesa de diálogo, primero internamente en cada provincia, para ir analizando lo que verdaderamente nos corresponde o nos merecemos.
Esta acción política, no se hace, pues todos, siempre se mueven en su propio escenario, sin poner en la praxis, la fuerza de voluntad para despojarnos de nuestros intereses, y decidir el futuro de cada pueblo. (Róger Torres, corresponsal)