Con una población de 161,296 y una extensión de 5,497 Ha, resulta decepcionante ver que Tarapoto solo dispone de 4.4 Ha de áreas verdes públicas.
Por Arq. Mstro. Nuria Sierralta Escudero
Nos enfrentamos a un desafío global que no admite demora: el cambio climático. Este problema no es una casualidad, sino el resultado directo de nuestras propias acciones, particularmente actividades antropogénicas que liberan contaminantes, principalmente CO2, a la atmósfera. La industrialización desmedida, el tráfico vehicular excesivo en las urbes y el crecimiento poblacional sin control son ejemplos claros de cómo nuestras acciones diarias contribuyen a este fenómeno. Como resultado, estamos presenciando una alarmante reducción en la cobertura arbórea mundial: alrededor de 15 mil millones de árboles desaparecen anualmente, una disminución del 46%. Al mismo tiempo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos advierte que casi el 92% de nosotros vive en lugares donde respirar se ha convertido en un riesgo.
Frente a este panorama sombrío, los árboles en nuestras ciudades emergen como héroes silenciosos. La OMS no solo recomienda, sino que enfatiza la urgencia de tener al menos un árbol por cada tres habitantes en las áreas urbanas para mejorar significativamente la calidad del aire. Además, propone que cada persona debiera tener acceso a entre 9 y 15 m² de espacio verde, una meta que varía según la densidad poblacional.
El papel de los árboles en la zona urbano trasciende la mera estética. Estos guardianes verdes son esenciales en la captura de CO2 y otros gases de efecto invernadero, en la reducción de la contaminación acústica y en la promoción de la biodiversidad. Pensemos en ello: un árbol grande puede absorber hasta 150 kg de CO2 al año y ayudar a reducir la temperatura del aire entre 2 y 8 °C. Esto significa que, en el calor del verano, podríamos reducir nuestra dependencia del aire acondicionado hasta en un 30%.
En el caso específico de Tarapoto, con su clima cálido y húmedo, la situación es crítica. Las temperaturas que superan regularmente los 31°C y una humedad relativa promedio del 76% son indicadores claros de un desequilibrio ambiental preocupante. La ciudad actualmente sufre por la falta de arbolado urbano, tanto en cantidad como en diversidad.
Con una población de 161,296 y una extensión de 5,497 Ha, resulta decepcionante ver que Tarapoto solo dispone de 4.4 Ha de áreas verdes públicas. Esto se traduce en un escaso 0.27 m² de espacio verde por habitante, cifra que palidece ante los 9 m² recomendados por la OMS.
Sin embargo, Tarapoto posee un as bajo la manga: su rica diversidad vegetativa, incluyendo especies nativas, que representa una oportunidad dorada para revitalizar el paisaje urbano. La integración de más zonas verdes no solo aliviaría el calor, sino que también embellecería los espacios públicos y reflejaría la rica cultura local.
Fortalecer el arbolado urbano y expandir las áreas verdes no es solo una opción, sino una necesidad imperativa para un futuro sostenible en Tarapoto. Estas acciones no solo combatirán el cambio climático, sino que también legarán a las futuras generaciones un entorno más saludable y educativo, manteniendo la identidad y el carácter único de la ciudad. Reducir nuestra dependencia de la refrigeración artificial es también un paso hacia un futuro más saludable para nosotros y para el planeta que compartimos.