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viernes, diciembre 6, 2024
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La asquerosa corrupción que aflige a la Nación

Los peruanos deberíamos estar usando mascarillas para evitar el fétido olor que despide la corrupción en el país, desde los más recónditos vericuetos de la administración pública.

La “vergüenza ajena” se ha entronizado en la mente y el corazón de nuestro pueblo; este país ha sido ignominiosamente colocado en el último lugar en el consenso sudamericano de países, considerado su altísimo nivel de corrupción. A ello, debemos agregar penosamente el hecho de tener ante nosotros, un caso verdaderamente increíble; personas elegidas como presidentes de la república; el más alto honor que puede recibir un ciudadano en cualquier país del mundo; han cometido actos punibles por su configuración delictiva, aprovechando el poder que otorga tan alto cargo.

Para quienes no han leído a Valcárcel ó Basadre que relatan incontables latrocinios cometidos por los presidentes de la incipiente república peruana, así como los coyotes y buitres de su entorno, les transcribimos expresiones de Manuel Gonzales Prada; ¿Qué fueron por lo general nuestros partidos políticos en los últimos años? Sindicatos de ambiciones malsanas, clubes eleccionarios ó sociedades mercantiles ¿Qué nuestros caudillos? Tal vez agentes de grandes sociedades financieras, paisanos astutos que hicieron de la política una faena lucrativa ó soldados impulsivos que vieron en la Presidencia de la Republica, el ultimo grado de la carrera militar

Nos faltaría espacio si pretendiéramos publicar las opiniones y comentarios que público en sus libros el genial escritor, M. Gonzales Prada, pero si podríamos resumir lo siguiente:

“Son una jauría libre y desatada que pugna por alcanzar el poder en las esferas del gobierno y hacer suyas las riquezas del erario nacional”.

Como comprobaran, amigas(os) lectores, el paso del tiempo no ha variado la calidad moral de los hombres y mujeres que en nuestro país pretenden acceder a los más altos cargos del Gobierno Central. Los escritos de Don Manuel no pierden vigencia; hoy como ayer, el enriquecimiento ilícito, es la meta de los políticos mafiosos; de los que no lograron hacer fortuna en sus años productivos de los que no heredaron; es decir de misios no confesos, de los que migraron creyendo que aquí harán fortuna y no la hicieron, de los profesionales de poca monta, que con las justas compraron una casita.

Sería edificante y conveniente para el interés ciudadano, que hombres con hogares bien formados, con negocios o empresas funcionando exitosamente, descendientes de madres y padres dignos y honestos, con interés propios de índole pecuniario que proteger y tal vez lo más importante; prestigio personal y familiar. Debemos empezar por oponernos a decisiones impositivas provenientes de Lima.

Hoy más que nunca, la relación interna en el seno de los partidos ó movimientos políticos deberá transitar los caminos de la rectitud, la igualdad, la fraternidad y la comprensión.

El elector sanmartinense deberá ejercer su derecho a recibir información cabal y completa respecto a los candidatos de cada agrupación política. Finalmente consideramos conveniente una intervención fiscalizadora de las comunidades ante las convocatorias de los municipios como observadores y participes de los procesos de licitación de obras públicas, para evitar la corrupción.

Este histórico 28 de febrero, debe marcar el inicio de una acción reformista que intente la eliminación de la CORRUPCIÓN en los pueblos hermanos de la Región San Martin, existe una herencia, un legado de las mujeres y hombres que hicieron posible la formación de comunidades a las que no llegaba la mano de la justicia y era necesario, además de la ley y el orden; la propia justicia aplicada por ellos. Tal vez a muchos les parezca un retroceso; en realidad solo sería un volver a empezar. Si la Administración de la Justicia es tardía o no sanciona adecuadamente, NO ES JUSTICIA.

Quienes accedan a los gobiernos locales y regionales en el futuro inmediato, en la Región San Martin., deberán enterarse que serán juzgados en las plazas públicas por un Juez Soberano; el pueblo sanmartinense, independientemente del Poder Judicial. En tiempos remotos los ajusticiados eran arrojados del pueblo, con la advertencia de que no volverían jamás.

Asumo la responsabilidad que me corresponde por lanzar esta propuesta, pero la justifico por el estado crítico que vive la Nación. A grandes problemas; grandes soluciones.

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