Cuando escuchaba a Yesenia Ponce, pensaba en un sentenciado a muerte por Kim Yong un, el presidente de Corea del Norte, pidiendo perdón antes de ser ejecutado por su ejército de fieles autómatas.
Sonaba tanto el discurso de sumisión de Yesenia Ponce a aquello, sonaba que hasta le habían escrito el pronunciamiento los guardias de la presidenta (de Fuerza Popular, claro está, porque no es presidenta de nada más).
En esta suicida autoflagelación política, la congresista que no alcanzó el tercer año de secundaria, aparentemente terminaba pagando culpa por el delito de sedición, el grave delito de hablar con los ministros del gringo que era traición en alto grado, pero sobre todo, impulsar el proyecto que ayudaría a 10 mil o 100 mil talvez… eso para Keiko ya es inadmisible.
¿Se imagina usted que sea echada? Qué será de la exiliada Yesenia Ponce, de fugaz y mediocre carrera política, que es otra de las decepciones que el fujimorismo llevó al parlamento