Creo que es una realidad que los pueblos están aprendiendo a sacudirse de esa modorra de ensoñación que los mismos arribistas de la política lo crearon, lo sembraron y ahora lo están cosechando: rebelarse, sublevarse ante el abuso de poder.
Miro con relativa envidia a la clase social ciudadana ecuatoriana, que hizo retroceder la política equivocada de su jefe de Estado, donde miles de ecuatorianos maduraron su indignación; miro con relativa envidia a Chile, que durante varias semanas de protesta le bajaron de las nubes “progresistas” a Piñera, que pensó que el neoliberalismo de la desigualdad es la mejor receta económica para su pueblo, a pesar que tuvo como padrino y aliado al novelista Mario Vargas Llosa, quien podría haber llamado cualquier cosa a los revoltosos chilenos, cuando les responsabilizaba que a Chile le quieren ver como a la desastrosa Venezuela de hoy por un alucinado Maduro como dictador, responsable de la migración de miles de sus compatriotas, quien les botó de su país a mendigar en otros países como en el nuestro, que en las paradas de los semáforos sacan a relucir la miseria de su país por la culpa de un idiota dictador que en el nombre del socialismo denigra a esta clase política y empobrece más a su país.
Triste posición política de un novelista que subjetivisa la indignación de toda una nación chilena por quedar bien con los grandes capitalistas del mundo cuya inversión en los países americanos es para que éstos sean cada vez más sometidos al rigor económico por los millones de soles que se llevan de cada país vía contratos, préstamos, sueldos de miseria de los trabajadores, y qué decir del sueldo de los maestros, una insultante propina que mensualmente reciben como sueldo.
Pienso que Mario Vargas Llosa en buena hora fracasó como candidato a la presidencia en 1990, lástima que ese fracaso continúa como político, padrino del neoliberalismo que viene sembrando no otra cosa más que odio, desigualdad y muerte en cada uno de nuestros países de Latinoamérica.
Miro con relativa envidia a la masa sublevada de Bolivia que en la figura de Evo Morales como jefe de Estado durante casi 14 años y pretendiendo aún, que estos largos años se prolonguen con otro periodo más de gobierno, pese al rechazo del referéndum del 2016 y cuyo Tribunal Constitucional de ese país le dio el visto bueno para su abusiva extensión de otro mandato.
Cae muy certero el dicho: está bien culantro pero no es para tanto. Que los actuales jefes de Estado de nuestros países vecinos aprendan, y sobre todo que vaya aprendiendo el señor Vizcarra que todas las exigencias de la ciudadanía no son una rabieta de muchachos malcriados, y sobre todo también ese infeliz personaje del fujimorismo, apellidado Mesa, que fuera magistrado y ahora es candidato para participar en las elecciones del 26 de enero, cuya tristemente célebre frase es lo siguiente: “Al pueblo no se le escucha, al pueblo se le gobierna”. Con esta idea macabra quiere llegar al Congreso este infeliz. Que lógicamente ya nada nos sorprende las ideas absurdas y dictatoriales de la gente de hoy y del pasado del fujimorismo, hoy neofujimorismo, pues algunos congresistas del gobierno dictatorial del encarcelado Alberto Fujimori, pretenden llegar una vez más al Congreso. Pueblo peruano, tú eres el soberano, ¡Mándalos al tacho de basura!
Este corto periodo que tendrán los elegidos el 26 de enero. Grávense bien candidatos postulantes al Congreso, al pueblo peruano a igual que al pueblo chileno, ecuatoriano y Boliviano, no le interesa ningún otro proyecto más que una asamblea constituyente para la redacción de una nueva Constitución.
Esta neoliberal Constitución que tenemos producto de la dictadura de Fujimori, no sirve para la maldita cosa más que a la clase acomodada económicamente; a los grandes empresarios que no pagan impuestos como las tragamonedas y grandes consorcios; a los dueños de las universidades privadas que también son exoneradas de impuestos; a los arribistas de la política que hicieron y pretender seguir haciendo negocio de la elección a través del voto, tanto así que se creen los imprescindibles que sin ellos nada y con ellos todo, a ellos les interesa que el neofujimorismo nunca muera.
Claro, con ellos todo tipo de abuso de poder y todo tipo enriquecimiento ilícito. Pero menos mal, toda cosa mal habida, se acaba y acaban de la peor manera: perseguidos por la justicia, encarcelados y auto asesinados.