El café, es parte de esa nueva estrategia de negocios que sirve para salvar los bosques. Ello es sumamente importante, porque al mismo tiempo, el café es uno de los cultivos que más daño le hacen a la Amazonía.
San Martín es uno de los más importantes productores a nivel nacional, y eso hace que el producto se siembre cada vez en áreas más extensas, lo que también ha afectado a las áreas naturales protegidas por encima de los 800 metros sobre el nivel del mar, que es donde se siembra este grano.
Uno de los lugares más afectados es el Bosque de Protección del Alto Mayo, el mismo que se ubica entre las provincias de Moyobamba y Rioja. Para salvar a los bosques de la arremetida de la agricultura migratoria, se ha ideado una forma muy efectiva desde el programa Alianza para los Paisajes Sostenibles de Conservación Internacional – Perú.
“En el Bosque de Protección Alto Mayo existen muchas especies endémicas y esa misma biodiversidad trae posibilidades económicas que si son bien manejadas pueden ayudar a compatibilizar la conservación con estas actividades”, refiere Percy Summers de Conservación Internacional.
Agrega que cuando ellos llegaron para asumir la administración del área natural protegida, ya habían al interior más de 1500 familias de cafetaleros establecidas. “Les estamos ayudando a encontrar mejores mercados, pero que además asuman compromisos de no incrementar el área de cultivo que en el presente tienen”, refiere.
José Altamirano Guerrero, coordinador de la implementación de los acuerdos de conservación del Bosque de Protección Alto Mayo, indica que la asistencia que vienen brindando, ha permitido que el agricultor en menor extensión, tenga mayor producción y rentabilidad económica. “Hoy los que firman los acuerdos de conservación y se quedan en las chacras antiguas en las que sembraron”, manifiesta.
Hugo Carhuapalca de Conservación Internacional, asesor de la cooperativa de los productores que firmaron los acuerdos de conservación, manifiesta que con los acuerdos de conservación ellos han logrado mejorar las relaciones con los agricultores de la zona. “Antes cultivábamos el café como sabíamos, ahora como nos enseñan los ingenieros, con lo que hemos mejorado la calidad del café”, refiere Esteban Broncano, agricultor de la zona.
Los resultados están a la vista, y los agricultores cada vez obtienen mejores granos. Para lo que se ha formado una cooperativa que ha logrado la certificación orgánica, con lo que puede exportar su café fuera de nuestras fronteras.
Este café, para poder ser exportado pasa por un proceso de control de calidad, lo que garantiza que pueda venderse a mercados con buenos precios.
De esta manera, se hace posible que los agricultores disminuyan su avance sobre el bosque y además generar un mercado justo para ellos.