San Martín, pasó de 239 alertas de incendio a 459 (92% más).
Entre 2019 y 2023, el área de bosques afectada por el fuego, en el país, pasó de 18.088 a 29.308 hectáreas, según información de Global Forest Watch. Además, en lo que va del año hubo 3.411 alertas de incendios en reportes de alta confianza.
La cifra es 32% mayor que lo registrado en el mismo periodo de 2023. Al menos, 18 personas fallecieron en estos eventos y 165 resultaron heridas. La sequía, que también experimentan otras naciones de América del Sur, favorece la propagación de los focos, además de generar problemas de transporte y desabastecimiento en comunidades Amazónicas.

Los subregistros y la falta de información oficial se replican en otros indicadores, en un contexto en que Perú carece de un plan de prevención y reducción de riesgos para incendios forestales.
Bosques y tierras de cultivo arrasadas por las llamas, animales calcinados y, al menos, 18 fallecidos y 165 heridos en los incendios forestales de Perú. Este mes, mientras el gobierno de Dina Boluarte minimizaba la emergencia, los focos se extendieron a 24 regiones del país, alimentados por una sequía que, además de afectar la vegetación, ha disminuido el caudal de diversos ríos amazónicos hasta dejar embarcaciones varadas y comunidades desabastecidas.

Solo entre el 1 de enero y el 16 de setiembre pasado, se contabilizaron 3.411 alertas de incendio en reportes de alta confianza en el ámbito nacional, según Global Forest Watch. Eso ocurre en un contexto en el que Perú carece de un plan de prevención y reducción de riesgos para estas emergencias desde 2022. La cifra es 32% superior a lo detectado en el mismo periodo de 2023. Y, aunque faltan tres meses para que culmine el año, ya han superado las alertas de todo el 2023 (3.331) y del 2021 (3.336). Además, si se compara el área de bosques afectada por incendios de 2019 con la de 2023, se observa un incremento del 62%.

Sandro Chávez Vásquez, exdecano del Colegio de Biólogos del Perú, explicó que la crisis climática está generando temporadas muy húmedas, y otras extremadamente secas, como la que atraviesa actualmente la región. “Todo eso se convierte en un caldo de cultivo para los incendios forestales”, añadió.
Solo entre el 1 de enero y el 16 de setiembre, se contabilizaron 3.411 alertas de incendio en reportes de alta confianza».
La situación es crítica en San Martín (459), Huánuco (444), Loreto (242), Cajamarca (226), Áncash (191) y La Libertad (129).
Los datos de Global Forest Watch son más conservadores que los incendios contabilizados por las autoridades de varias de estas regiones. Aun así, contrastan con las cifras oficiales del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci): el pasado 20 de setiembre, este organismo señaló ante la Comisión Especial de Cambio Climático del Congreso que solo se habían dado 268 eventos en lo que va del 2024.

Aunque, días atrás, la Mancomunidad Regional Macro Nor Oriente le solicitó al Ejecutivo la declaración de emergencia, esto ocurrió, después de diversas negativas a evaluar el tema.
Ahora, la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional Agraria La Molina se ha sumado al pedido, pero para el ámbito nacional. Docentes, egresados y alumnos de esta institución también le han solicitado al gobierno de Dina Boluarte, la derogación de la Ley 31973, en un comunicado público.
Esta norma, que modificó la Ley Forestal, permite otorgar títulos habilitantes con menos exigencias y exonera a los predios privados de la clasificación de tierras por su capacidad de uso mayor.
“Lo que hace es generar un incentivo perverso (para la expansión de la frontera agrícola). El mensaje es “Deforesta, tumba y quema para que te puedas hacer de tierras y, luego, titular”. No importa si son zonas de protección o bosques”, dijo César Ipenza, abogado especializado en delitos ambientales.
Chávez Vásquez, biólogo a cargo del consorcio que administra el Bosque de Protección San Matías San Carlos, en Pasco, asegura que a la zona han llegado personas extrañas para talar, quemar árboles y sembrar café y kion, que necesitan campo limpio.
Dina Boluarte, en cambio, ha hecho referencias a “prácticas ancestrales” de quema de pastos. Es decir, una actividad, generalmente, realizada por habitantes de esas mismas zonas. La afirmación de la mandataria ha sido rechazada por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep). Wilfredo Tsamash Cabrera, presidente de la Codepisam, organización indígena de San Martín y base regional de Aidesep, asegura que los incendios “son provocados por terceros ajenos a las comunidades”.
Las regiones con más incendios
Entre 2019 y 2024, San Martín, Amazonas, Áncash, Loreto y Cajamarca tuvieron un incremento en la cantidad de alertas de incendio en reportes de alta confianza de entre 92% y 326%, según la plataforma Global Forest Watch. Estos datos contemplan únicamente la información contabilizada entre el 1 de enero y el 16 de setiembre de cada año.
Leyenda: La región San Martín, encabeza la región con el mayor número alertas de incendio con 459 alertas en los últimos 06 años.
El mensaje es “Deforesta, tumba y quema para que te puedas hacer de tierras y, luego, titular’», dijo César Ipenza.
El 19 de setiembre, mientras las redes sociales de Presidencia difundían imágenes de Dina Boluarte supervisando acciones para controlar los incendios en San Martín, Wagner Achayap Sejekam, jefe de la comunidad awajún de Shampuyacu, pedía atención del gobierno para apagar el foco que, según dijo, llevaba más de una semana activo en su comunidad.
“El fuego ya alcanzó a (la comunidad vecina) Alto Naranjillo. Pedimos que vengan las autoridades, somos una comunidad que está perdiendo su bosque”, dijo a este medio.
Lo que se viene
En las últimas semanas, la preocupación por los incendios forestales ha generado campañas ciudadanas de acopio de alimentos, ropa e insumos médicos para atender a las personas y animales afectados. También protestas contra el Ejecutivo y marchas en reclamo de la declaración de emergencia.
Aunque, para estos días, están previstas algunas ventanas de lluvias en parte de la Amazonía y los Andes, que podrían ayudar a mitigar los focos de fuego, serán muy localizadas. “Luego, va a venir un periodo de sequedad y, después, una nueva venta de lluvia” explica Grinia Ávalos. Esta alternancia, añade, es parte de la transición hacia la época de lluvia. Fuente: ojopúblico.com