El fujimorismo está en crisis y severa, no es una división en estricto, en realidad se está desgranando.
Y pensar que en las dos últimas elecciones generales quedó segundo y se reconocía como el partido más fuerte del Perú.
Lo que le está pasando a Fuerza Popular no es nuevo en nuestra vida republicana, pues fueron muchas las organizaciones que alguna vez estuvieron en la cúspide del poder y que de pronto se borraron del mapa, muchos no sobrevivieron la muerte de su propio líder, y si tienen estructura vertical, como el fujimorismo, esta fatalidad es mayor.
Hoy nadie se acuerda, salvo en ciertas aulas universitarias, del general Odría y su partido denominado UNO, o de Manuel Prado y su partido MDP, quien se declara seguidor de Leguía y su denominada ‘patria nueva’; sólo han sobrevivido los partidos con ideología, en el caso peruano, los impulsados por la trilogía de pensadores como Víctor Andrés Belaunde, Haya y Mariátegui. De Belaunde la Social Democracia, la Democracia Cristiana, etc., de Haya el APRA y de Mariátegui el archipiélago de izquierdas.
Para una mejor contextualización, basta con mirar a la vuelta de la esquina y observar lo sucedido con el partido del prófugo Toledo de Perú Posible, o la situación del Partido Nacionalista que acaba de dejar palacio, o el partido de PPK, prácticamente reducido a una bancada amorfa, en las calles ni un alma, para afirmar que el virus que hoy afecta al fujimorismo también provocó rancha en ellos, por tanto, el mal que afecta al fujimorismo es transversal a prácticamente la totalidad de las organizaciones políticas nacionales y regionales; se declaren estas de derechas o de izquierdas o de centro.
El fujimorismo es un barco que se está hundiendo, para algunos la única consigna es sálvense quien pueda, en ese grupo parece estar Rolando Reátegui, y al ser el fujimorismo un movimiento basado en la figura de Alberto Fujimori y a través de él en su hija Keiko, siendo además, carente de una ideología clara y cohesión programática, el desbande es mayor.
Sin embargo, no me apunto en el grupo de los que consideran que estamos asistiendo a los funerales del fujimorismo, puede ser de Fuerza Popular y de Keiko, pero también considero que con prisión preventiva o sin esta el fujimorismo nunca más será lo mismo.
Y, lo más trágico, en su botica, parece no existir el fármaco indicado para ahuyentar la pelona, que parles empieza a soplarles el lomo.