Me llama la atención cómo, con la exacerbación de una cierta “paranoia” conspiracionista mundial ha vuelto a cobrar auge el empleo degradado por el vulgo, de la palabra CABALA o “el cabal”, uso deformado que remonta al siglo XVII relacionándoselo con ‘complot’, ‘intriga política’, etc. Ahora, esta palabra se la encuentra ligada con “personajes oscuros” de la “élite económica mundial” que tratan de seguir sojuzgando a la humanidad para continuar con su “imperio global”.
Considero que, ciertamente existen esas “fuerzas negras” pero no tienen nada que ver con personas de alguna raza, pueblo, religión o grupo socioeconómico SINO que estas “fuerzas” toman injerencia o vehículo, en toda y cualquier persona (ya sea cristiano, musulmán, judío, blanco, negro, ‘rico’, ‘pobre’ etc.) que se quede en la ignorancia (entendida en su sentido profundo como el rechazo al saber, a la sabiduría y al Pensamiento verdadero y concebida como “el Príncipe de las Tinieblas” en diversas religiones) ignorancia que es hija de la inactividad y madre del miedo, el egoísmo el odio, etc. que tanto sufre la humanidad.
Sin embargo, la CONFUSIÓN de las palabras también genera malos entendidos, fanatismo, violencia y destrucción (verbigracia: inquisición, hogueras, cazas de “brujas”, cruzadas) puesto que, como lo señalan nuestros Queridos Maestros Venerables Sat Arhats María Nilda Cerf y José Miguel Esborronda: el uso apropiado o inapropiado del lenguaje condiciona nuestro pensamiento y por ende el estado integral de nuestra vida personal y social. Por ello, es sumamente fundamental recuperar el sentido prístino de las palabras para llegar progresivamente a un mundo unido por la sabiduría y la paz integral.
Esta deformación del sentido primigenio de las palabras ha sido ya señalada hace varias décadas por sabios como el Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière (www.magnanet.org) quien exclama:
“Uno no sabe nunca cómo expresarse exactamente para hacerse comprender, ya que, en efecto, las palabras han sido desviadas muy a menudo de su justo valor. Por supuesto, si bien existe un sentido etimológico, se pierde a menudo en el lenguaje corriente, la significación real, empleándose los términos según la comprensión común. Otras veces se trata de palabras de las cuales se ignora en muchas ocasiones la proveniencia.”
“Despojadas de su prístino sentido y envilecidas por discusiones apasionadas, las palabras han perdido su valor intrínseco.”
“La importancia para nosotros no reside tal vez en reencontrar el origen del lenguaje, sino más bien retornar al verdadero significado de las palabras. Cuando hablo de un retorno al origen, entiendo sobre todo el empleo, en valor real, en la expresión del pensamiento humano.” “Es este retorno al origen de la expresión, el que intento exponer.”
En ese sentido, es sumamente importante no seguir confundiendo las palabras y recuperar su sentido primordial para evitar el gran error de seguir culpando o calificando a pueblos como el judío u otros grupos por los errores de unos pocos:
[1] Así, este Instructor Mundial aclara respecto a la “Cabala”:
“Con esa idea sobre la deformación de la Santa Tradición — Qabbalah –Cabbala –Kabala,- encontramos bajo el mismo aspecto: Israel- Hebraismo – Judaísmo.”
“De ahí esa Santa Qabbalah o Gran Tradición Iniciática del Genio de Israel, convertida en la Cábala de los Hebreos, para degenerar en fin en la vulgar Kabala de los judíos, sinónimo entonces de una baja magia negra (De ahí la necesidad de una correcta ortografía para los términos originales). En efecto, de los judíos [algunos pocos se entiende, ¡no todos!] habría venido todo ese conocimiento popular de la degradante práctica de las ceremonias que han enconado particularmente a Europa a una cierta época, pero que continúa a existir sin embargo tanto sobre el Viejo Continente como en América. La brujería se practica en el seno mismo de las capitales.”
“En término “Qabbalah” mismo significa La Lección Sagrada ofrecida oralmente de boca a orejas y de Maestro a discípulos, se ha convertido (después de la deformación de su ortografía) según la significación misma dada por la mayoría de los diccionarios: un complot, una reunión secreta para desplegar una estratagema destructiva contra alguno, una maniobra disimulada para dañar a una persona o a una organización (se dice corrientemente “montar una cábala” contra alguien).
[2] “Sucede lo mismo con el término “Sabbath” que significa simplemente “Siete” en hebreo y que el Judeo-Cristianismo ha hecho “el Reposo del Señor” siendo el “séptimo día” pero en el lenguaje corriente son numerosos aquellos para quienes el Sabbat es una ceremonia de magia negra. Se trata ahí todavía de una deformación originada (con designio muy ciertamente) por la Iglesia Católica que hacía creer a sus fieles que todos aquellos que no asistieran a la ceremonia de la misa, era porque iban a ceremonias de brujos. ¡Y como todos los judíos respetaban “el día del Señor”, es decir el sábado (el “Sabbath” o “séptimo día”) asistir al Sabbath se convirtió rápidamente en algo idéntico a asistir a una ceremonia de brujería! …”
[3] Finalmente, respecto a AVATAR (que muchos usan también ¡entendiéndolo como ‘ícono’ de su imagen personal en redes sociales!):
“Es frecuente el empleo erróneo de palabras y no se puede impedir pensar en los términos de las lenguas-madres que han pasado a nuestras lenguas corrientes con una muy distinta interpretación. Citemos por ejemplo el término sánscrito “Avatar”, que significa “descenso” o “extracción” en el sentido de “emanación” y que se comprende por los iniciados aplicado a los Seres Superiores venidos a instruir a la Humanidad (Dios hecho hombre). El título equivale a “Cristo”, “Mesías”, “Buda”, etc. Mientras que, en muchas regiones latinas, la palabra “avatar” es empleada [erróneamente] como una prueba, una dificultad a soportar, una pena.”
En el sentido correcto de la palabra pues, el AVATAR del ciclo humano actual es el Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière… (ver: www.magnanet.org).