Algunos científicos a veces utilizan el término “cambio climático” en vez de calentamiento global. “El calentamiento global es un aumento, en el tiempo, de la temperatura media de la atmósfera terrestre y de los océanos. Se postula que la temperatura se ha elevado desde finales del siglo XIX debido a la actividad humana, principalmente por las emisiones de CO2 que incrementaron el efecto invernadero. El calentamiento global o cambio climático es el aumento observado en más de un siglo de la temperatura del sistema climático de la Tierra y los efectos de aquel aumento. Múltiples líneas de pruebas científicas demuestran que el sistema climático se está calentando”. Existen causas que han provocado y aún continúan siendo las generadoras de éste calentamiento, que son la combustión de combustibles fósiles y otras emisiones de gas de efecto invernadero (GEI). Los seres humanos están aumentando directamente el efecto invernadero y provocando consecuentemente el calentamiento de la Tierra.
En las áreas tropicales la temperatura bajo sombra bordea los 30 grados centígrados, provocando el sofocamiento de las personas y el bochorno sudoroso. Las bajas y densas nubes oscuras son signos del pronto advenimiento de lluvia torrencial. Esporádicamente caen chubascos irregularmente por uno y otro lado, sin constituirse en torrenciales lluvias. La población espera que de una sola vez se venga la lluvia con todas sus generaciones; pero nada, primero tiene que mostrarse como densas nubes con desafiante quietud en los pequeños cielos de la selva caliente. Esas nubes grises dicen a los que habitan la tierra, señalando con el dedo índice, “ahora, ahora, así les quiero ver, sufran, cosechen lo que han sembrado”.
La gente anda venteándose con las manos, dándose aire, porque siente que no hay aire, a pesar de encontrarse en zona tropical, cerca de la línea ecuatorial. Alguien explica lo siguiente: Las plantas utilizan el anhídrido carbónico (CO2) de la atmósfera con la finalidad de sintetizar sus propios carbohidratos para su energía, algo así como los humanos se alimentan de papas, plátanos para su energía. Entonces, las plantas necesitan el anhídrido carbónico para vivir. Como consecuencia de ese proceso, que se da en las hojas, la planta envía el gas oxígeno al espacio. Por su parte, los animales y el hombre, necesitan de ese oxígeno que han desechado las plantas, para respirar y vivir. Luego de usar el oxígeno, los animales y el hombre desechan el anhídrido carbónico, enviándolo al espacio. Entonces, en el espacio se encuentran pululando el oxígeno y el anhídrido carbónico, entre otros gases. El ciclo continúa de manera natural, las plantas usando el anhídrido carbónico y los animales y el hombre utilizando el oxígeno. Pero, de pronto, de manera gradual, en poco tiempo, las proporciones de estos gases en el espacio han variado. En tiempos de ausencia de seres humanos en la selva o cuando la población humana era en proporción racional, había un balance amigable entre estos dos gases, hasta que ocurrieron dos fenómenos incontrolables: el incremento desmesurado de la población humana por causa de olas masivas de migrantes; y luego, las malas prácticas de esas poblaciones nuevas del uso de la tierra. Quizá no del total de esas personas, pero al menos esa fue la tendencia mayoritaria. Sobre el tema no hay culpables, existen hechos concretos. Los bosques de libre disponibilidad fueron invadidos con cero planificaciones y sin control de nadie. Muchos aprovecharon el desgobierno para comercializar con esas tierras de nadie. En poco tiempo, las inmensas masas boscosas de miles de hectáreas de bosques vírgenes, han sufrido la tala y quema. Por un lado, los millones de toneladas de anhídrido carbónico que utilizaban los árboles, en la fotosíntesis, para sintetizar sus carbohidratos, se quedaron sin ser usados, porque sus captores árboles ya no estaban en los bosques, ya fueron muertos sin saber ni por qué, ni para qué, ni para quienes. Seguidamente, para completar el desastre, estas masas secas de hojas, ramas y troncos se quemaron sin piedad. Pero, allí no termina el desastre, esas miles de hectáreas de bosques, que luego fueron tumbados y quemados, fueron casas donde vivían millones y millones de animales silvestres. Las hojas y frutos eran alimentos. Las copas servían de techo para cubrirlos de la lluvia y del candente sol. En las lianas jugaban los monos y ardillas, y se desplazaba a paso lento el perezoso. En la copa de cada árbol vivían miles de especies y millones de individuos. En las partes densas de las copas arbóreas tenían sus casas los monos y manacaracos. En las ramas y en las partes más altas de los árboles se posaban algunas aves para entonar sus solemnes cánticos. En fin, las plantas que consumían el CO2 ya no están. Entonces, ese CO2 sobrante, ascendía a la parte alta de la atmósfera. Allí se encuentra con grandes masas de CO2 que provienen de carros, motocicletas, fábricas, incendios. Se formó y cada día la capa de CO2 se engruesa más. Es tan densa y gruesa que no permite que los reflejos del sol luego de chocar en la superficie terrestre se vayan al espacio abierto. De esa capa de CO2, los reflejos de rayos del sol, de nuevo regresan a la superficie, provocando el calor sofocante y bochorno, con altas temperaturas e incremento de presión. Éste es el calentamiento global que casi ya no soportamos.