El sudor moja todo mi cuerpo, no puedo respirar, me agito cada cinco minutos, todo arde en mí. Cada día termino electrizada, más caliente que nunca, y es que estamos sobre los 40 grados. ¡Qué locura! Ya no puedo más. Un árbol con sombra para desatar nuestros más bajos instintos (descansar sin que el sol azote), es lo único que el cuerpo pide. No hay agua que nos refresque, ni aire que nos acaricie.
La llegada de la ola de calor ha provocado una subida generalizada de las temperaturas en toda la Amazonía peruana. En muchos lugares, el mercurio altero todos los termómetros más allá de los 40 grados. Sus efectos se notan por todos lados, el estrés, cansancio, descenso del rendimiento laboral y la inapetencia para realizar tareas que durante el resto del año apenas nos cuestan pocos esfuerzos.
Las altas temperaturas y el exceso de sol, están causando estragos. Pero ojo, pestaña y ceja, no todo lo que hacemos podría estar ayudando a combatirla.
Un hecho real que ha estado circulando en la internet recientemente, es que el consumo de una bebida caliente en un día caluroso, te enfría. Algunos descartan inmediatamente la afirmación, mientras que otros, confían en ella. Para los escépticos, el pensar en que poner algo caliente en su cuerpo, al tiempo que añades calor al mismo, podría enfriarlo, es algo absurdo. Los autores se basan generalmente en pruebas anecdóticas, que han experimentado de primera mano y a partir de ella llegaron a la investigación.
Toda bebida caliente te ayudará a quitarte el calor. El cuerpo autorregula su propia temperatura, dependiendo del clima donde esté. En un lugar frío, tu cuerpo gastará más energía en producir calor y mantener tu organismo en temperatura ideal: 36.6 grados centígrados. Si hace calor y tomas algo caliente, tu cuerpo tenderá a sudar, provocando que se refresque. Y así el agua templada nos sacia mucho más la sed, que si la tomamos fría.
Como bien se sabe, en los días de calor perdemos una gran cantidad de líquidos a través de la sudoración. Esto es debido a que nuestro organismo es homeotérmico, lo que hace que la temperatura de nuestro cuerpo se pueda regular y se pueda mantener constante (si hace frío tiritamos y si hace calor sudamos).
Cuando la temperatura es elevada, la superficie de nuestra piel necesita refrigerarse continuamente, lo que hace que transpiremos mucho más y, por lo tanto, se provoque un cambio térmico.
El hecho de expulsar más líquido a través del sudor, provoca ingerir más agua y así poder saciar la sed, apeteciéndonos mucho más tomarla bien fría, con el convencimiento de que ésta nos refrescará y saciará mucho más rápido. El problema está en que el hecho de ingerir agua muy fría provoca que ésta sea absorbida prácticamente al instante en nuestro tubo digestivo y apenas da tiempo a que pueda llegar a la superficie de la piel y así refrigerarnos, por lo cual esa agua tan fría no nos sirve para recuperar el líquido perdido tras la sudoración, dándonos la sensación de seguir teniendo más sed.
Por este motivo, es aconsejable que, además de tomar de vez en cuando agua fría para “refrescarse”, se empiece también a ingerir líquidos a temperatura ambiente, la que podrá ser absorbida mucho mejor por nuestro sistema y cumplirá su perfecta función de refrigeración.
Y aunque el sentido común nos dice que nos refresquemos con un balde de agua fría, lo cierto es que a veces el sentido común se equivoca estrepitosamente. Así que, detengámonos un momento a considerar los argumentos que se ofrecen a favor de dicha afirmación.
1. La bebida caliente aumenta la sudoración, que es el principal mecanismo por el cual nuestro cuerpo regula el exceso de temperatura.
2. En el momento de la ingesta, se pasa más calor, pero a la larga es más efectivo el alivio.
3. Los árabes, incluidos los beduinos en el desierto y los indios han tomado té hirviendo durante siglos para combatir el calor; (y esta es mi parte preferida) miles de millones de personas no pueden estar equivocadas.
Así que jóvenes del ayer y del hoy, hay que rehidratarse y tomar cosas calientes. Té caliente, café caliente…sopa caliente.
Por eso, caliéntame la sopa, amor…